Invidente Zurdo
Así como se lee, estos ineptos – perdón, pero hay que decirlo – de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la SADER, distribuyeron un insecticida sin haberlo revisado y / o probado para evitar este tipo de catástrofes ecológicas, porque eso es, un daño que puede ser irreparable.
Esto ocurrió en el municipio de Francisco Z. Mena, un insecticida que estaba destinado para eliminar y controlar una plaga denominada como “dragón amarillo” en unas 3 mil hectáreas de cultivo de naranjas. Este químico es un foliar formulado como dispersión en aceite a base de 100 g/L de Cyazypyr, el cual está formulado para penetrar al máximo la hoja y el movimiento sistémico local, lo que mejora la habilidad del producto para controlar la plaga.
Lo que no se esperaba, porque suponemos no hubo un estudio profundo sobre los daños colaterales que podía provocar este insecticida. Sobre todo, porque se sabía que una de las características de este “veneno” es que la nube se expande 7 kilómetros a partir del punto en que se aplicó. A esto sumen que el efecto letal dura 30 días más a su dispersión.
Por lo mismo, el daño es irreparable como ya se mencionó, y esto se magnifica porque hubo advertencia de los apicultores de la zona, incluyendo una protesta, pero por lo que se vio, la SADER hizo caso omiso. También mandaron un oficio a la Secretaría del Medio Ambiente donde informaban sobre lo que estaban repartiendo y el daño que estaban ocasionando, pero no hubo mucha atención por lo que se ve.
Un golpe muy duro a la industria de la apicultura del norte del estado, la cual no sólo genera una fuente económica para quienes la realizan, sino que da sustentabilidad a las demás actividades agrícolas, también da sostenibilidad del ecosistema, y repetimos, su vital importancia polinizadora para la vida misma.
