Este es un preámbulo de una presentación que tenemos en mente y es un testimonio de que en la vieja y adorable Cholula se hacen chingonas cosas – en todos los sentidos…
Esto es lo que vivimos… Perdón, digamos las cosas como son…
Esto es lo que vivió uno de nuestros becarios y el muy jijuepu no nos invitó, ni una chela trajo a la oficina. Pero bueno… Al menos trajo evidencias de cómo se gastó los viáticos…
El escenario de esta mágica, bailable y festiva noche fue en la factoría conocida como Cervecería Cholula, una empresa artesanal de cervezas – valga la aclaración al rato no nos vayan a quemar los disléxicos, dicho con todo respeto – que va creciendo como la espuma y en ese esfuerzo de hacer algo distinto, desde la propia chela hasta espectáculos que promuevan su marca, va dando una chida retribución a quien asiste a sus instalaciones.
No hay que ser adivinos que la temática / pretexto es la temporada de calacas que estamos viendo correr como el agua. Este sacro santo motivo reunió a un buen de gente que se la pasaron de poca mauser echando el zapatazo, alegría y como chingaos no, unas buenas bebidas de la casa, literalmente.
Haciendo un paréntesis, por la mención de birrias, hay que resaltar que siguen haciendo una buena cerveza artesanal y la estrella de esa noche fue la que lleva cempasúchil, pan de muerto y otros ingredientes que nuestro becario – el Michel “Pingu” Espinosa – no supo identificar, a pesar de que ya le pagamos un curso WSET en Londres, la calle de la CDMX, porque no alcanza pa’ llevarlo a la nebulosa capital sajona.
Dicha cerveza es llamada 20 Pétalos y por lo que sabemos, está muy deli, deli – no ma, que manera de caer en estos finos léxicos – cosa que muy pronto comprobaremos. Con una media de 6 % de volumen de alcohol te garantiza diversión en tu paladar y no dudamos ni tantito que con unos buenos frutos de mar debe equilibrar un buen maridaje.
Regresando a la fiesta, te vi besándote con otro… Perdón, perdón, lapsus pendejus rucus… metiéndonos en la fatigada y cruda mente del Michel, vimos una gran organización y un chou perfectamente bien montado. Espacio suficiente para echar los prohibidos y tener una buena gozadera de ánimos de celebración y camaradería.
La atención de los anfitriones estuvo al mismo nivel que la fiesta y eso es destacable, porque no en todos los lugares te topas con encargados y / o dueños que muestran empatía y atención a los clientes, sabedores que son parte fundamental y vital de la existencia de un negocio. Así Jimena, dio una gran bienvenida y excelencia en modos y tratos para con los invitados a esta sabrosa conmemoración de los fieles vivos que bailan en honor a los idos.
Por el momento le dejamos hasta aquí, informando que muy pronto tendremos más noticias de estos emprendedores, que confían en que sus productos, sean del agrado de quienes los consumen. También confían en los buenos gustos del poblano, y mexicano en general…
Borrador tembloroso, así como intentos de fotos tipo National Geographic, del Michel “Pingu” Espinosa y edición del rucs Invidente Zurdo…