Esta es una técnica que tiene un buen rato entre los maestros mezcaleros, transformando dos de los materiales que han usado y degustado nuestros pobladores desde siglos atrás. El siguiente paso lógico era armar una bebida que abra tu mente y te relaje para un buen disfrute gastronómico. Y uno de esos sabios maestros del mezcal compartió parte de esa tradición en un breve, pero muy informativo resumen de este longevo proceso. Así que veamos lo que nos compartieron…

“Cocción en horno cónico de piedra donde las piñas tardan de 4 a 5 días para su cocción, después es pasado a la molienda donde es cortado el maguey cocido en trocitos para ser triturado por la piedra.
Ya que este machacado pasa a las tinas de fermentación donde se le agregan 80 litros de agua caliente para iniciar la fermentación. Se deja de 3 a 4 días y después se le agrega agua fría a la tina que está fermentando, para que los mostos y tepache pasen de lo dulce a volverse alcohol.
Una vez que la tina esté en su punto pasa a la primera destilación donde se le agrega a los alambiques mostos y tepache. Después se le agrega un kilo de cannabis. Por cada postura hasta acabar la tina fermentada. Son 6 posturas, cada una lleva 1 kilo por lo tanto se ocupan 6 kilos de cannabis.
De la primera destilación obtenemos la punta de tepache y el cuerpo (conocido como shishe) que son almacenados. En la segunda destilación: agregamos el cuerpo de la primera destilación (shishe) y se le agregan 10 kilos de cannabis y de éste se obtienen puntas, cuerpo y cola, la cual ocupamos para dejarlo a determinado grado alcohólico”.

Después de ello, nace el ensamble, por así llamarlo, de mezcal canábico…
Belleza pura es este método hecho en una de las hermosas regiones que tiene el pujante y milenario estado de Oaxaca. Pronto esperamos tener el modo que tienen las, los, maestros (as) de Puebla; para así cotejar las técnicas de cada quien…