Serie: Fábulas macuarras…
Día de la verga, de 3 morras no hago una, pendejamente creía que iba tener una conmemoración pasional, digna de esta comercial fecha. Pero no, los intentos por clavar las flechas de Cupido en corazones delatores han sido fallidos. No sé qué ha pasado conmigo, he perdido el “feeling” para enamorar.
Por eso prefiero hacer lo que estoy haciendo: periqueando y caguameando aunque también meando como loco. Mucho alcohol en mi cuerpo y unos cuantos gramos de perico recorren mi ser, trucos para desfallecer mentalmente, pero, dolorosamente, aun sigo consiente. Perdido en la vana realidad de todos los días, viviendo en modo de autómata.
Sigo en la misma vena, repeticiones por desvariar y olvidar. De repente, recuerdo que la literatura puede ser un gran medio de escape, así, de repente, me encuentro leyendo una novela buenísima, la primera que me hizo amar la literatura modernista. José Agustín es el autor y el arma en forma de libro, “La Tumba”.
Éxtasis en el cuerpo, es lo que he conseguido con esa descomunal combinación, dándome un frio por la noche que cala los huesos, pero para los vellos corporales es maná, ya que éstos se mueven al mismo ritmo del rush y el psyko que escucho en mi bocina recién salida del empeño. Otra larga historia por develar, más no quiero evocar.
Ahora solo quiero estar solo y ponerme objetivos, lejos de andar con cualquier culo que me escriba. ¿Sueno prepotente? Sí, pero así soy, ¡¡¿¿ya te conté, no??!!
Insisto, pues así soy y me vale verga todos… y todo. Sé que por ese algo te gusto como soy, desafanado por el amor y adicto al sexo casual. Disparejo el cerebro se debe hallar para poder desenvolverme así. Ciego, sordo y mudo a los vanos intentos por querer emular a las personas promedios.
Aunque, soy fácil de encular menuda contradicción, quiero que tengo algo en mente y requiero algo de ti: te pido una cosa, que ya te la sabes, cógeme bien y mira que me entrego.
Lamento decir que hoy no es el caso. Plantado 2 veces y una mujer prestada no es lo que esperaba hoy, en el mal llamado día del amor y la amistad. Mínimo se viera la amistad, sería otra cosa. Pero cuento con dos extremidades superiores que nunca me han abandonado en los desenfrenos de la coqueta lujuria y en ellas, las manos son más que amistosas.
Pero no, solo quiero libertar el desenfreno cotidiano, lo cual no debo negar, me gusta, pero me conflictúa, pero así es esto, mejor nos vemos el próximo año… mejor te digo bye calzón amarrado, tanga amargada, panocha sabrosa pero que hoy, 14 de febrero, estás muy apretada para mis finas intenciones, propias de un caballero sin armadura y de contemporáneo nacimiento.
Cuento escrito y donado por Michel Espinosa, mejor conocido como el Pingu, quién es un amante y defensor del uso lúdico de la adrenalina…
El escrito nos llego en forma de pergamino pirata y tuvo que ser descifrado por la deshidratada y retorcida mente de su servilleta, lo que me llevo a ensamblar, en la fábula mariguana, algunas de las pláticas embriagadoras que ya habíamos tenido en algún oasis de rutilante urbe poblana…
Miche Espinosa, Pingu, al igual, también responde a sus vociferantes duendes verdes como el kukis…