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Los nuevos “Dientes de Sable” de África

La arqueología, así como la paleontología, son dos ciencias apasionantes, aunque no lo crean. Rascan la tierra, hurgan en sitios que ni a ti ni a mi nos gustaría andar, todo por hallar las raíces de la historia en general, ya que no estamos solos, hay miles de especies que comparten sus hogares con nosotros y muchas de esas especies tienen más longevidad que nosotros.

Estos sabios buscan la verdadera naturaleza del inicio y eso sirve, y mucho, a pesar de que a la gran mayoría de los humanos no les apetezca saber, conocer o que cambie su modus vivendi. Pero para la posteridad y, esperando, a las nuevas generaciones les sirva para conocer su entorno y las consecuencias que puedan tener por no considerar el conocimiento que nos pueden dar esas piedras, huesos y demás materiales que guardan un poco de ese pasado.

Por eso es importante difundir este tipo de noticias, por encima de las redes sociales y todo ese tipo de publicaciones que inundan el lado inteligente de las personas. Y sí, sé que eso les vale pepino, y mejor charlaran del meme de moda o lo que les plazca. Y en ese mismo ánimo, vamos a presentar la nota porque a nosotros nos vale gaver lo que vean o digan, al final, podemos hacer con esta revista lo que sea.

Un equipo internacional de paleontólogos ha descubierto dos nuevas especies de felinos “dientes de sable” que campaban por África hace unos 7 millones de años, un hallazgo que aporta nuevos datos sobre el ambiente y los ecosistemas africanos en aquella época y también sobre la evolución de los homínidos.

Los resultados del trabajo, del que es autor principal el paleontólogo de la Universidad Complutense de Madrid Alberto Valenciano, aparecen hoy publicados en la revista iScience, y sugieren que la distribución de los “dientes de sable” en el África antigua pudo haber sido muy diferente de lo que se creía hasta ahora.

Aquellos grandes felinos depredadores de largos dientes vagaban por África hace entre 7 y 5 millones de años, cuando empezaron a evolucionar los homínidos -el grupo que incluye a los humanos modernos- hacia el bipedismo -la capacidad de andar sobre dos piernas y no sobre cuatro-.

Investigadores de varios centros y universidades de varios países (España, China y Sudáfrica) han analizado una de las mayores colecciones mundiales de fósiles del Mioceno superior y el Plioceno, la localizada en Langebaanweg, al norte de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y han descrito dos nuevas especies de aquellos “dientes de sable” y presentado el primer árbol genealógico de estos animales en la región.

Los científicos han descrito cuatro especies, dos de ellas desconocidas para la ciencia (Dinofelis werdelini y Lokotunjailurus chimsamyae) y han comprobado que sus fósiles se habían encontrado con anterioridad en África, en China, en Europa y en Norteamérica.

Los datos revelan el aumento de las temperaturas globales y los cambios ambientales en África durante el Plioceno, según los científicos, que han observado que la presencia de grandes felinos adaptados a correr a gran velocidad sugiere que en aquella región existían grandes praderas abiertas y la presencia de otros felinos más pequeños que también había entornos más cubiertos, como bosques.

Aquella “aridificación” y la propagación de ambientes más abiertos podría ser uno de los desencadenantes del bipedismo de los homínidos, según los palentólogos, que han incidido en la existencia de numerosos fósiles de Langebaanweg todavía inéditos y conservados en el Museo Iziko de Sudáfrica que podrían revelar secretos sobre la fauna africana y su evolución.

Alberto Valenciano explicó que las tallas de las nuevas especies no son muy diferentes de las que ya se conocían; los “Lokotunjailurus chinsamyae” poseen la talla de un león pero con extremidades y huesos de la mano y pie más largos -lo que sugiere una mayor adaptación a la carrera que los leones, aunque no tanto como los actuales guepardos-.

Los “Dinofelis werdelini” tendrían un tamaño similar a un puma, pero con proporciones de las extremidades más cercanas a un leopardo, lo que le convierte en un animal que podría estar más adaptado a vivir en medios con algo de vegetación arbórea. 

El paleontólogo de la Universidad Complutense precisó a EFE que la investigación no se centró en el origen y evolución de los homínidos, sino sobre los depredadores que convivieron con ellos en África, pero sí ha permitido inferir aspectos paleoambientales relacionados con el posible origen de la locomoción bípeda de los humanos.

Así, han determinado que aquel ambiente se estaba “abriendo” y pasando -hace entre 7 y 5 millones de años- de zonas más boscosas a ecosistemas más abiertos, del tipo de praderas áridas o desiertos, y han apuntado que aquella progresiva y continua “aridificación” durante el Mioceno y el Plioceno pudo ser uno de los desencadenantes importantes del bipedalismo de los homínidos.

Valenciano precisó a EFE que los primeros géneros de “hominoideos” con ciertas adaptaciones al bipedalismo aparecieron en el Chad, en Kenia y en Etiopía, y aseguró que aunque esas mismas formas no se han encontrado en Langebaanweg (Sudáfrica), los nuevos “dientes de sable” que se han descrito y sus implicaciones ambientales “brindan antecedentes para futuras discusiones sobre el origen y la evolución de los homínidos”.

Los fósiles analizados ahora fueron obtenidos durante las excavaciones que dirigió el paleontólogo del Museo Iziko de Sudáfrica Bret Hendey (quien aún vive) entre los años sesenta y setenta del pasado siglo.

Él describió parte de los restos fósiles, pero había todavía mucho material “inédito”, destacó Alberto Valenciano, quien ha participado durante varios años en las excavaciones que dirige Romala Govender, conservadora del Museo Iziko de Sudáfrica y coautora de este trabajo.

Con información de EFE

Creado por Invidente Zurdo