Un 18 de febrero andaba en conocido recinto de cemento ubicado en una de esas gigantescas cárceles llamadas ciudades…
Urbi et orbi clamó el deslenguado mimo mientras yo me diluía en el colorido sueño de la alucinación…
Kilómetros marca mi smartwatch, pero más lo sienten mis cansados pies. He caminado en pasillos llenos de fantasía, abarrotados de puertas que comunican a todos lados y a ninguna parte. Sólo quería salir de ahí, antes de que el ruido de los motores me alcanzara y traten de atraparme por inmiscuirme en sus aceitosos terrenos.
El cuerpo se mueve pero la consciencia está amarrada en el fondo de un frío y apestoso pozo lleno de luz. Es la oscuridad que entra por mis ojos que me mantienen con asustada esperanza, aun cuando tengo manos, alma y espíritu amarrados en ese modo de avatar secuestrado.
Las estrellas ¡carajo!, están cayendo y yo no tengo con que atajarlas, me van a mojar con sus húmedos brillos. ¿Me quemare? ¿O me integraré a su luminosidad?… Yo soy luminosidad…
“¿Hay alguien ahí? ¿Dónde andas? Acércate a los baños, está de poca madre el ambiente” …
Voces, miles de voces en mis oídos, pero yo sigo andando, no hay destino al cual llegar, al menos eso es lo que dice mi yo autómata. Por más que grito no me hago caso, no escucho, más que esa parte del cerebro que dice que no pare, que sangren los pies como castigo de mi propia rebeldía.
“Beep, beep, beep” algo vibra y se mueve dentro del pantalón o chamarra, no logro localizar la fuente de ese sutil ruido, pero mi yo interior me insta a que lo encuentre, me grita: “esa es la llave para salir de aquí”.
Ecos que retumban el suelo donde piso, notas que me guían, pero a la vez me desorientan. Se escucha de poca madre, aunque no reconozca al ejecutante. El beep se apagó, no hay manera de que yo escape de mí mazmorra. Ni puta idea de cómo detenerme. Quizás en ese bosque que diviso me de un descanso de esta larga marcha.
We are the hungry ones
On a lightning raid
Just like a river runs
Like a fire needs flame
Oh, I burn for you
I got ta feel it in my blood
Whoa oh
I need your touch don’t need your love
Whoa oh
And I want
And I need
And I lust
Animal
And I want
And I need
And I lust
Animal
¿Una cacofonía introspectiva autocrítica? No lo sé, me estoy mareando, pero creo que la subida apenas inicia y eso alegra mi asustado corazón…
Ahí voy, como en túnel de gusano, viajando al infinito y más acá…
El frío aire choca en mi rostro…
Despierto de los dos mundos y hago uno solo…
Volteo a todas partes…
Sigo completo…
Forzó la mente a recordar…
Venía con un compa…
Pero creo que adelante mucho la fiesta…
Creo que no solo me perdí en la estructura…
También voló el concierto…
El boleto quemado era una premonición…
¡Mierda!…
Anette se veía buena onda…
Así como el ácido que me metí…
Veo el reloj sin correa y noto que ya es media noche…
Una multitud se acerca, pero no precisamente a reclamarme, no, se ven alegres, extasiados y extenuados. Pinche concierto los elevó de otra manera, pero igual a lo mío, pero cada quien su pedo.
Ahí viene el chavo ruco…
No queda de otra que subirse a la van y regresar a la Puebla de los trasnochados mal vistos…
Al día de hoy, después de varias semanas, alguien me dijo: “Saca para andar como en el Foro Sol un mágico, cuántico y abductor 18 de febrero…”
Y ¿saben qué?, eso haré…
Fin
- Moribundo Feliz
- Jueves, 2 de marzo 2023
- 17:00 horas
- Juebebes…
Dedicado al impulsor y promotor de la adrenalina vital, Michel, aka Pingu…