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Incendiando o el fulgor hereditario de Prometeos…

El destello es una continua explosión de elementos primigenios, nos queman, nos alimentan y nos condenan. Ellos siguen observando, vigilando que no haya conductos astrales que nos permitan escapar. Nunca en eones. La trampa y jaula no se abrirá jamás, o al menos eso es lo que cuentan las distantes voces en las olas.

Cayó y se destruyó. Calamidades hubo al inicio, no sabíamos como tomarlo, repartirlo para reconfortarnos – por primera vez en miles de años.

El rugir de los relámpagos azota la bóveda, Atlas está agotado, pero cumple con su castigo y encomienda. Por esa posición es que vemos el intenso fulgor que estalla en mil pedazos la retina del corazón.

Esclavos somos de nuestra propia petición.

La antorcha se clavó en el núcleo de la gran madre, despertando a los otros titanes, y con ellos, sus más bajos instintos. Somos la presa, los invasores que devoran la luz, oscureciendo a los demás habitantes.

La lanza sigue introduciéndose, a cada centímetro, una cascada del vital líquido. A cada gemido, un perverso orgasmo. Sudor frío por la pelvis, desatando el enojo de las furias, despertando a los grandes canes de su inquieto sueño. Han dejado de ser guardianes, se vuelven verdugos.

El látigo arranca otro tajo de carne, volando a la cueva, desafiando la lógica, Él se lanza por el pedazo y lo devora.

No hay atrás, soltó el artilugio…

Donó la muerte…

  • Invidente Zurdo
  • Octubre 26, 2022
  • 21:00 horas
  • Veracruz, Ver.

Escrito por Invidente Zurdo

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