Desde las lejanas y hermanas tierras del sureste nos llega, un poco retardado, por cierto, la descripción detallada de un cabrón concierto dado por una legendaria banda alemana: Haggard. Así que vayamos a ver las palabras descriptivas de esos pormenores musicales…
Haggard trajo su potencia a la Villahermosa
Por RockPalace Mendoza…
La noche ya estaba con mucha humedad y en la fila para entrar al Teatro Esperanza Iris se multiplicaba ese derroche de glándulas sudoríparas, pero debo reconocer que era más por la excitación y nervios por ver a estos gigantes del metal sinfónico o neoclásico. Más por saber que entrabamos en la recta final de una larga gira por nuestro país y eso a veces no puede ser bueno.
Porque pensábamos que ya vendrían cansados por los miles de kilómetros recorridos antes de llegar a su antepenúltimo venue…
¡¡Peeerooo!! Gracias a los chaneques eso no sucedió…
Desde que entramos al recinto, la expectativa de los fanáticos que ya abarrotábamos todos los asientos iba, ¿cómo se dice elegantemente?, ah sí, in crescendo. La mayoría era, por así decirlo – amablemente – chavos de 4 a 5 décadas, o un poquito más, pero también veíamos a chavales veinteañeros que iban con sus jefes paternales dispuestos a armar un buen ambiente, porque de mosh pit no hablamos por el tamaño y disposición del teatro.
Y el pinche desmadre no tardo en darse al apagarse las luces y así encender las pasiones por disfrutar a estos titanes germánicos…
¡No mames! Desde la primera rola notamos que estos cabrones iban por todo para hacernos pasar una noche inolvidable y además están en chingona forma, ejecutando de poca madre cada nota. ¡Y apenas empezábamos!
Casi tres horas de atronadoras y melodiosas canciones, con grandes interacciones con el público, el cual respondió con el mismo fervor, entonando, coreando y gozando cada una de las rolas; desde las clásicas hasta una que otra más recientes.
Pegamos de gritos y brincos cuales adolescentes con Per aspera ad Astra, The Final Victory, Lost, Awaking the Centuries, La Terra Santa, The Origin, Menuett, Pestilencia, Prophecy Fulfilled, A Midnigth Gathering, The Observer y otras más que nos recordó por nuestra juventud, pero más que este estilo de música es que mejor ensambla con lo clásico. Violines, violas y otros instrumentos son fundamentales en la discografía de Haggard, creando increíbles sonidos que te hacen reflexionar y gozar.
En pocas palabras podemos decir que a el concierto no le falto nada, Asis Nasseri y compañía son un grupo que garantizan calidad en todos los sentidos, porque el tocar esas canciones que en los discos suenan chingonamente, no es fácil, pero estas vatas y vatos lo hacen con suma sencillez que parece que las compusieron ayer. Esa electricidad y carisma no la han perdido, a pesar de los naturales cambios que hay en una dilatada trayectoria profesional como la de ellos.
Después de caer el telón, salimos a echar unos tacos y unas chelas para bajar un poco la adrenalina de ver a estos magníficos europeos dando todo de sí, para dejarnos un grato recuerdo, y más porque en etas selváticas latitudes, donde las matazones no paran, hay poco, o casi nada, de este tipo de eventos a pesar de la gran legión de metaleros que todavía habemos…
Agradecemos a RockPalace Mendoza por la crónica y fotos, las cuales estuvieron manoseadas editorialmente por El Invidente Zurdo…