Para nadie es un secreto el legado hecho por los teotihuacanos hacia otras civilizaciones, principalmente a los mexicas. Pero no nos imaginábamos lo extenso y profundo que pudiera ser, más ahora, que unas excavaciones han arrojado nuevas infraestructuras en una ciudad cien por ciento maya. Eso es algo que no pudiéramos imaginarnos. Pero veamos la nota y echemos a funcionar los sesos.
Un equipo internacional de investigadores descubrió gracias al uso de la tecnología de detección de luz y rango (lidar) que unas colinas aparentemente naturales en la ciudad maya de Tikal, Guatemala, esconden en realidad las ruinas de un barrio de construcciones diseñadas para parecerse a las estructuras de Teotihuacan, una de las urbes más grandes y poderosas de la Mesoamérica precolombina, revela un nuevo estudio publicado en la revista Antiquity.
El análisis fue dirigido por Stephen Houston, profesor de antropología de la Universidad de Brown, y Thomas Garrison, profesor adjunto de geografía de la Universidad de Texas, seguido de una excavación realizada por un equipo de arqueólogos guatemaltecos guiado por Edwin Román Ramírez.
En un comunicado, Houston dijo que el análisis de lidar, junto con la excavación posterior, ha generado nuevos conocimientos y grandes preguntas sobre la influencia de Teotihuacan en la civilización maya. «Independientemente de quién construyó esta réplica a menor escala y por qué, muestra sin duda que hubo un nivel de interacción entre Tikal y Teotihuacán diferente al que se creía», señaló.
Tikal y Teotihuacán eran ciudades radicalmente diferentes, explicó el experto. Mientras que la urbe maya estaba bastante poblada, pero tenía un tamaño relativamente pequeño en escala, Teotihuacán tenía todas las marcas de un imperio. Aunque se sabe poco sobre las personas que la fundaron y gobernaron, su influencia se extendió mucho más allá de su centro metropolitano.
Asimismo, el profesor señala que los arqueólogos han sabido desde hace décadas que los habitantes de las dos ciudades estaban en contacto y a menudo comerciaban entre sí. Siglos antes de que Teotihuacán conquistara Tikal, alrededor del año 378 d. C., existe evidencia de que élites y escribas mayas vivieron en Teotihuacán y llevaron diversos elementos y rituales culturales y funerarios del imperio hasta Tikal.
«El complejo arquitectónico que hemos encontrado parece haber sido construido para gente de Teotihuacan o para quienes estaban bajo su control», dijo Houston. «Tal vez fuera algo así como un complejo de embajadas, pero cuando combinamos las investigaciones previas con nuestros últimos hallazgos, sugiere algo más fuerte, como una ocupación o vigilancia. Al menos, muestra un intento de implantar parte de una ciudad extranjera en Tikal», agregó.
Al igual que los análisis de lidar, las excavaciones confirmaron que algunos edificios se construyeron con yeso de barro en lugar de la tradicional piedra caliza maya. Las estructuras fueron diseñadas para ser réplicas más pequeñas de los edificios que componen la ciudadela de Teotihuacán y comparten hasta las intrincadas cornisas y terrazas y la orientación específica de 15,5 grados al este del norte de las plataformas del complejo, detalló Houston.
Asimismo, cerca de esta réplica de la ciudadela los arqueólogos recuperaron restos de un cuerpo rodeado de vasijas cuidadosamente colocadas, fragmentos de cerámica, huesos de animales y puntas de proyectil, así como enterramientos de numerosos individuos vestidos de guerreros que parece que fueron sacrificados y colocados en fosas comunes.
Houston afirma que él y sus colegas aún tienen mucho más que descubrir y analizar para conocer con más profundidad la presencia de Teotihuacán en Tikal y cómo su poder imperial cambió el diverso paisaje cultural y político de la antigua Mesoamérica.
Como ya hemos leído, faltarán más excavaciones, investigaciones e hipótesis, para tratar de sacar una conclusión fuerte, más no concluyente, ya que la historia en sí está compuesta por muchas suposiciones.
Con info de actualidad.rt.com, lo que le damos su debido crédito…