Y no, no hablamos de esos youtubers de la cuarta…
Hace unas décadas, un famoso investigador y aventurero noruego, planteaba una teoría antropológica sobre los primeros pobladores de esas islas en el Pacífico, por la cual lo tildaron de fantasioso…
Thor Heyerdahl fue un hombre del siglo XX, en toda la extensión de la palabra. Un personaje que gustaba de arriesgarse, física, mental e intelectualmente. Tampoco era un improvisado alocado, creaba sus conjeturas con base en el estudio, pero mejor aún, le gustaba desplazarse a los lugares para respaldar sus investigaciones.
Este noruego del Larvik se dedicó a viajar por medio mundo, conociendo todo tipo de culturas, civilizaciones e, incluso, elaborando teorías sobre la procedencia de los primeros pobladores de algunos de los puntos más remotos del planeta. Sería en el año 1947 cuando elaboró una explicación de cómo el ser humano se había desplazado desde Sudamérica hasta Polinesia. Muchos expertos se rieron de la ocurrencia… que, ahora, ha sido demostrada por la ciencia.
Tras numerosos viajes, Heyerdahl llegó una extraña conclusión: a pesar de que la ciencia aseguraba que los primeros pobladores de la Polinesia llegaron desde Asia, descubrió que algunos de los monolitos levantados en la zona eran realmente similares a los que anteriormente había descubierto en Sudamérica.
¿Podría ser que pobladores del continente americano hubieran sido capaces de desplazarse por mar hasta allí? La simple ocurrencia levantó la carcajada de buena parte de la comunidad científica, al entender que no existía ningún tipo de medio técnico para conseguir que, desde Sudamérica, alguien pudiera recorrer por mar una distancia cercana a los 8.000 kilómetros.
Pero su creencia se vio reforzada cuando, en la Polinesia, habitantes locales le hablaron del mito de Tiki, el hijo del sol que había llegado hasta su pueblo después de viajar desde el este. Heyerdahl ya conocía previamente que las culturas preincaicas hablaban de Kon-Tiki, quien habría sido el creador de la Tierra y del Sol.
¿Existiría una cultura común entre ambas zonas que, implicaría, el desplazamiento de seres humanos? Solo había una forma de saberlo: tratar de construir una embarcación solo con elementos naturales, la única vía posible de hacerlo muchos siglos atrás. Era el momento de embarcarse en una nueva aventura.
Así es como el 28 de abril de 1947 Thor Heyerdahl se lanzó al mar: tras construir una barcaza de 13,7 metros de largo con nueve troncos para la base, entrelazados con cáñamo y hojas de palma, ademas de una caseta en la parte central de la misma para llevar víveres, decidió cruzar el Océano Pacífico.
Partió del puerto de El Callao, en Perú, en dirección a la Polinesia: después de 101 días de viaje, el 7 de agosto de 1947 la barcaza llegaba al arrecife del atolón de Raroia, en Polinesia. El noruego documentó sus impresionantes logros en un libro llamado La expedición de la Kon-Tiki, en el que relata su viaje.
Heyerdahl había logrado confirmar que, sin hierros, tornillos o clavos, se podía construir una barca capaz de atravesar el Pacífico. El noruego no solo había diseñado un transporte como el que podrían haber hecho los pobladores sudamericanos hace muchos siglos atrás, sino que confirmó que era posible viajar miles de kilómetros con él por el océano. Pero, en realidad, su hazaña no tenía más valor para su teoría: había confirmado que el barco funcionaba, pero no que ningún pueblo ancestral lo hubiera utilizado.
Ha sido ahora cuando la ciencia ha confirmado que aquella teoría que tenía Heyerdahl era real. O, dicho de otra manera, efectivamente entre los primeros pobladores polinesios no solo había humanos procedentes de Asia, sino que también llegaron procedentes de Sudamérica.
Un estudio realizado por el genetista Andrés Moreno-Estrada, del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad en Irapuato (México), publicado en la revista ‘Nature’, confirma que la teoría de Heyerdahl era acertada y, efectivamente, hubo contacto entre ambos mundos.
Moreno-Estrada analizó el ADN de 807 personas de 14 islas de la Polinesia y de poblaciones costeras de Sudamérica, con un increíble resultado: la investigación confirmó lazos genéticos entre las islas polinesias y las poblaciones nativas sudamericanas hace 32 generaciones, lo que no solo le da la razón a Heyerdahl, sino que además confirma que el contacto se había producido unos 800 años antes de lo que se pensaba, es decir, mucho antes de que los españoles llegaran al Nuevo Mundo. Así es como la ciencia confirmó la teoría del explorador noruego.
El relato de Kon-Tiki es más real que nunca…
Con información de Nature y el Confidencial…