Desde las frondosas y hermosas tierras purépechas, esas que no fueron sometidas por el vasallaje mexica, se ha filmado una propuesta que se basa en la maldición de la Miringua. Basada en una antigua leyenda de esas regiones, la Miringua es el castigo hecho mujer para los hombres que olvidan o son pecadores. Los encandila con su bella y tentadora voz para que se acerquen al lago – el de Patzcuáro – y, estando dentro del agua, ahogarlos como se merecen. Agua somos, en agua regresamos.

De la brillante mente y manufactura de Edgar Nito, su director y creador conceptual, la peli se mueve entre los hilos del suspenso y el terror. Un terror básico, primario, de esos que nos obligaba a resguardarnos temprano, preparar la cama y dormir lo antes posible para no ser atraídos – por culpa de nuestros desatinos morales – con la melodiosa voz de este ser; el cual nos remite de inmediato a nuestra leyenda estrella del horror, La Llorona. Y en un concepto más europeo, a las sirenas.
Pero no crean que su proceso, fotografía, ambiente y narración es una propuesta convencional orientado a lo gabacho; no mis ocios@s, aquí hay arte e intimismo. Un ritmo que no sigue los clásicos recovecos que hay en las supuestas películas terror de los gringos. Mucho que admirar, apoyar y agradecer la visión de su creador; quien ha confesado que el rodarla ha sido un reto técnico, autoral y físico.

Tiene como base las islas de Pacanda, Yunuén y Tecuana, lo que dio oportunidad de aprovechar el talento local para que participarán y dieran un enfoque real y genuino a lo que se contaba, por ser sus habitantes, los preservadores de esta leyenda milenaria. En todos esos apartados, los técnicos, uno resalta de inmediato, haciendo sentir mucho orgullo a su realizador, el sonido.

El diseño sonoro, bajo la tutela de Omar Juárez, quien, literalmente, se «zambulló» en cada resonancia, para realzar la tensión del momento particular. Lo mismo ocurrió con el cinefotográfo, Juan Pablo Ramírez, quien logró plasmar su visión y detalle de esos hermosos paisajes. El conjunto, por si la distribuyen en todo el país, lo verán con los ojos bien abiertos. Infaltable en su lista de cintas a ver en estos meses… y en el año en general. Ojalás halle huevotes para que tenga una buena corrida – sin albur jijues – por las salas de las cadenas comerciales; y no quedarse en cinetecas de arte, que bien merece su nicho, pero el pueblo merece otras propuestas, y en este caso, las de sus raíces…
Con info de agencias…