Solo un puñado de dolientes asistió al entierro en un cementerio parroquial, en las afueras de Viena, el 7 de diciembre de 1791. Dentro de una mortaja cosida y cubierta de cal viva, el difunto fue colocado en una humilde fosa común. Ninguna inscripción señaló la última morada de uno de los músicos más grandes de todos los tiempos, que había murto dos meses antes de cumplir los 36 años: Wolfgang Amadeus Mozart.
Aunque este sepelio parece inadecuado de acuerdo con las normas del siglo XXI, tanto la fosa común como la ausencia de dolientes eran algo usual en la Viena del siglo XVIII. El último mecenas del compositor, el barón van Swieten, era un avaro empedernido, así que Mozart murió pobre.
Poco tiempo después del deceso de Mozart comenzaron a circular rumores: un ángel de la muerte lo había perseguido; fue envenenado; el esposo de una alumna suya lo había atacado y más.
Después del estreno de su ópera “La flauta mágica”, en septiembre de 1791, Mozart había estado trabajando obsesivamente en un réquiem, encargado por un conde que quería hacerlo pasar por suyo, y que envió a cerrar el trato a un misterioso extranjero. Como el joven compositor trabajaba en éste, cuando se aproximaba su muerte, quizás, eso alimentó la idea de que había percibido al mensajero como un ángel de la muerte.
De los rumores de que Mozart fue envenenado por rivales o enemigos, el más difundido fue dado a conocer por la obra de teatro y la película Amadeus. En ambas se afirma que Antonio Salieri urdió la muerte del compositor por la gran envidia que le tenía por su talento musical.
Sin embargo, debe recordarse que la confesión de Salieri fue registrada 34 años después, cuando estaba internado en un asilo. En el lecho de muerte de Mozart, los médicos no hicieron un diagnóstico de la causa del deceso, sino una descripción de los síntomas. Posteriormente, la causa oficial de la muerte se registró como fiebre reumática inflamatoria, y no familiares ni amigos la objetaron.
Además, las cartas que el compositor escribió en esa época de su vida revelan un estado de ánimo exaltado que no concuerda con la noción que podríamos tener de un hombre realmente preocupado por el temor de ser envenenado.
También corrieron rumores de que Mozart fue muerto por un celoso marido de una de sus alumnas, que estaba embarazada, pero se sabe que lo más mundano de su vida era su gusto por el billar. Desde luego, no es fácil acallar tales rumores.
Aunque las circunstancias difíciles n que transcurrió la vida de Mozart marcan un fuerte contraste con la exquisita música que legó a la posteridad. Ni más, ni menos…