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¿Quién dejó suelto a los perros?

Simplemente solté la correa y vi como corrían, libres, dichosos, extasiados, a un mejor destino. A la distancia de la memoria los veía sonreír, ladrar de gusto, brincando como si fueran cachorros otra vez…

Los observaba alejarse, volteaban de vez en cuando, frenaban el paso, esperando la persecución del humano…

Y al no verme, paraban, ladraban, bufaban y exigían que fuera con ellos…

Yo simplemente sonreía con lágrimas en los ojos…

Ellos lo sabían, sentían el adiós, pero ni siquiera eso les impedía creer que iría tras ellos…

Esa es la imagen que más recordaré, grabada en melancolía y tristeza, ni se compara cuando murió padre, nunca…

Lo que más me va a denostar es que no gritaba su regreso, y no era porque no quería, eso es otro ladrar…

¿Qué si me costó voltear? Puta madre, no tienen ni tantita idea, monos amaestrados…

Lazados a esas lozas que representan vidas inocuas, vacías de poder…

A ellas estarán siempre, por el fin de los tiempos, de este plano o el que sigue…

Entre más me alejaba, ellos, los perros, se volvían cachorros, rejuvenecían a cada paso que daba… Felicidad extrema, serían, como debe de ser, inmortales…

Porque eso son y serán, seres que desafían la huesuda, que, incluso, la misma señora blanca los adopta mejor que a nadie, son su mejor familia, más que manada…

La despedida es para mí, el señor de la mierda, quien gobierna un pequeño universo de estrellas, galaxias y agujeros negros de caca…

Quien parte y han dejado sin correa soy yo, el eterno egoísta…

Escrito por Invidente Zurdo

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