Mientras el investigador británico Paul Devereux examinaba miles de informes de Estados Unidos e Inglaterra sobre OVNIS, observó ciertos detalles que se repetían.
Al parecer, las apariciones de los OVNIS solían ocurrir en zonas en donde un número muy alto de fallas geológicas provocaban temblores de tierra y variaciones en el campo magnético de la Tierra. Devereux advirtió que, en Inglaterra, en esos lugares también se levantaron construcciones o monumentos de piedra antiguos.
Los monumentos de piedra de Stonehenge, en Inglaterra, los de Carnac, en Francia, y los de otras partes del mundo no fueron hechos por humanos sino por extraterrestres que los pueblos prehistóricos consideraban dioses, opinan algunos, que también afirman que los OVNIS se han visto con mayor frecuencias en esas zonas.
Devereux ofreció una explicación diferente de las apariciones de los OVNIS y otra razón de por qué se construyeron esos monumentos. Cuando Devereux terminó su estudio, en 1975, no había encontrado respuesta para todo, a pesar de una intrigante correlación geológica que había descubierto: un agente extraterrestre podría ser responsable de las antiguas estructuras.
Moentras tanto, otros científicos realizaban investigaciones que aparentemente no tenían ninguna relación con los OVNIS. Los datos compilados por los psicólogos Michael Persinger y Gyslaine Lafreniere, de la Universidad Laurenciana de Sudbury, Ontario, sugerían que el responsable de los sucesos relacionados con los OVNIS podría ser una combinación de fuerzas sísmicas y eléctricas.
En la oficina de Minas de Estados Unidos en Denver, el doctor Brian Brady ha investigado los efectos de las perturbaciones geológicas y sísmicas. Durante los experimentos relacionados con el rompimiento y la fractura de rocas. Brady advirtió que emanaban intensas emisiones de luz a medida que las rocas se separaban. Dentro del laboratorio, las luces eran pequeñísimos puntos de muy poca duración, pero al aire libre parecían objetos en movimiento a lo largo de una fractura.
Brady opinó que el movimiento en una zona de fallas geológicas podría originar emisiones de luz a lo largo de las partes activas de la falla. Cuando Persinger y Lafreniere se pusieron en contacto con Brady, concluyeron que éste había creado lo que podría ser un grupo de OVNIS en miniatura.
Al reunir finalmente todos esos datos, Devereux pensó que tal vez había encontrado una explicación científica que apoyará sus estadísticas: ¿podrían ser los OVNIS fenómenos naturales? De ser así, la naturaleza electromagnética de los hechos relacionados con los OVNIS explicaría muchos efectos que acompañan su aparición: marcas de quemaduras en el suelo, zumbidos y la interrupción del sistema eléctrico de los autos.
Pero ¿cuál es la relación entre las «luces extraterrestres» de las fallas geológicas y los lugares de los antiguos megalítos?
Devereaux supone que la gente del neolítico vio que salían luces de la tierra y las consideró sagradas; de ahí la construcción de los templos y observatorios en los puntos en donde las luces eran más frecuentes. Devereux continúa y propone una teoría más asombrosa: tal vez las luces realmente tomaron la forma que los testigos creían ver.
Los sacerdotes prehistóricos, por medio de la sugestión o de algún otro modo misterioso, pudieron haber manipulado y cambiado las formas que adquirían las luces, afirmando que eran dioses. De ser así, afirma Devereux, esto ayudaría a explicar mitos y leyendas de toda Europa que nos hablan de dioses que caminaban por la Tierra y se comunicaban directamente con los hombres. Así, los mismos OVNIS pudieron haber provenido de la Tierra, no de otro planeta, y los seres humanos, no los dioses, levantaron las magníficas construcciones que han perdurado hasta nuestros días.
Las teorías de Devereux ofrecen mucho material para explorar diversas creencias acerca de la posible relación entre los dioses, los OVNIS y las construcciones prehistóricas.