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Cuando la posible razón es cismática

“Nadie quería ser sacerdote del nuevo culto. Los fieles se iban alejando de la práctica religiosa. La Iglesia que pretendía ser la Iglesia de los pobres, en realidad se iba haciendo una Iglesia pobre, obligada a recurrir a la publicidad para conseguir el dinero necesario para el culto y a vender sus propiedades.”

Marcel Lefebvre, el último cismático

El hombre viejo está sentado, se le ve cansado, pero como el castillo donde habita, su espíritu es inquebrantable, rígido y rebelde. No es fácil permitirse decaer, sus hombros cargan con la decisión mejor pensada de los últimos siglos, al menos para la piedad religiosa. Pero esa piedad ya no es un hecho que conmueva en este fin de milenio, esos sentimientos son considerados meras reacciones desechables – úsese y tírese por favor – ya que no hay tiempo para preocuparse por otros.

Sabe que su vida está en riesgo, pero eso no es importante para él, sabe que pronto podrá encontrarse con el máximo creador y hacerle las preguntas que más le inquietan en estos momentos.

  • ¿Dónde está tú luz? Has dejado que la oscuridad se apodere de esas mentes avariciosas y enseñen sus verdaderas almas. ¿Cómo permitiste que esos herederos de Amnón poblaran tú curia? Son más lectores practicantes del Malleus Maleficarum que la Sagrada Dei. –

La usurpadora de la eternidad ya no lo dejará entrar, no permite que la gente piense por sí misma. Mucho menos que haya revoluciones de voluntad, por y para un mejor humanismo. La férula lo ha señalado y marcado, ya no es más un digno compañero. Sus privilegios de asociado se han revocado, no se le permite más cubrirse con el tocado de Eros. Nunca tomo esa vía, pero la atracción ahí estaba por si algún permitía salir al furibundo chaneque.

¿Qué más puede hacer?

El viejo está en su última fase de fe, está muriendo y sin nadie a la vista quien lo acoja en sus ideales, al menos oficialmente, porque en el fondo, muchos de esos brujos de sotana anhelan cambios de dirección y el caduco anciano les dio la pauta.

Ahora ya no es un mundo redondo – cuadrado- plano…

La silla se acaba de quebrar bajo el peso de la soledad…

No hay más letanías…

No hay más sermones…

Y ni siquiera te imaginas cuando el libro se cierra…

El buen obispo persiste…

En la mesa de su mediana celda están las suculentas viandas que todo prelado y asistente de dios debe de tener; por hambre y sed no pasará. Los acólitos lo salvaguardan de cualquier carencia, es más, en la medieval propiedad no hay nimiedades o limitaciones, todo lo que gusten, el señor les ha proveído sin escatimar precios o presupuestos. Ese altísimo se las ingenia para que no haya sufrimiento en esta sucursal; tampoco niega a sus otras tiendas, todos deben de tener el mismo trato y riqueza, porque no los puede ver flácidos ni perezosos, no va con las canónicas leyes astrales. Su mano es guía en cualquier placer que exista y plazca a la grey… Eso lo sabe con sobrado conocimiento el buen obispo.

Instrumento divino

El sacerdote, además de ser el instrumento específico que Dios usa para manifestarse diariamente a la Iglesia, también distribuye la gracia divina cuando da la Comunión a los fieles. Las personas reciben entonces a Dios directamente de las manos del sacerdote. Sin embargo, la dignidad del sacerdote no se limita sólo a la Misa; también comparte otra prerrogativa divina cuando perdona los pecados mediante el sacramento de la Penitencia.

Para el sagrado laburo, el omnisciente les ha dado guantes blancos y báculos, que se refuerzan con el gran anillo de piedra azul. No es lujo, sólo es tradición que impusieron los de la ciudad eterna. Es y así será siempre. Palabra del castigador…

Nuestro personaje de la tercera edad con trabajos se levanta, encamina sus pesados pies a donde la monja ha puesto su elegante y prístino tocado… Es hora de despedirse…

El país más pequeño de la Terra ha sentido el temblor, seguros están que ha alcanzado varios grados de intensidad, pero, a pesar de la incertidumbre, hay medios suficientes para borrar de la faz del planeta cualquier rastro de esos rebeldes:

  • ¡Maldita sea la hora en que los consagramos! –
  • Nosotros, con la venia del señor, te hicimos, pues ahora te hundimos por los siglos de los siglos… – Los gritos resquebrajan uno de los techos más hermosos de la humanidad…

La bula eyacula, el vetusto vestido de blanco, desde su imponente entidad dorada lo ha eyectado con esfuerzo, causando daño a sus redes neuronales y anales. El verdugo enjuicia a uno de sus colegas… El sancionador sufre por su hermano, pero qué más da, el botín crecerá…

El deber de discernir

El deber de discernir el llamamiento de un candidato recae principalmente en el rector del seminario y en el director espiritual del futuro sacerdote, ya que Dios, mediante un nombramiento del obispo local, ha designado a tales personas especialmente para esta tarea difícil e importante. Mientras el aspirante a sacerdote sea honesto y sincero en sus acciones y palabras, la verdadera naturaleza de su vocación seguramente se verá con claridad.

Las tablas se han roto… La furia del omnipresente estará desencadenada…

El largo camino está iluminado por muchos cirios. El cortejo avanza silenciosamente, al fondo escuchamos sollozos. Lágrimas engalanan la partida, pero a la vez, abren la puerta a la presencia insurgente…

Fin

Moribundo Feliz

Viernes 9, junio, 16:52 horas locales de la Puebla de los oscuros ángeles

Este cuento está inspirado en un obisppo francés que tuvo arrestos y ciertas razones para desafiar a la iglesia católica…

Pd. Marcel Lefebvre fue un sacerdote católico francés que fue excomulgado en el papado del polaco Juan Pablo II. Es uno de los últimos cismáticos que más fama adquirieron a finales del siglo pasado.  La sentencia la dictó el cardenal Gantin. Motivos, haber ordenado a sacerdotes verdaderamente católicos en obispos sin permiso del papa. Lo otro fue que criticó el Concilio Vaticano II, ya que consideraba que había una ruptura con la tradición de la iglesia católica.

Todo este lío no es más que una demostración de ver quien mea más lejos. Al menos así lo vemos quienes decimos ser ateos…

Ya que todas esas arquidiócesis, mientras no había injerencia desde el Vaticano, eran cuates con mucha cordialidad. Pero cuando no respetaron sus reglas, dieron el brinco machín para rebelarse. Del otro lado, es decir la mal llamada santa sede, cuando les llegaban los dineros de esa región francesa de Lefebvre, se hacían de la vista gorda a toda la mierda que hicieran los prelados – por no decir pelados – galos. Money Rules!!!

Antes de terminar, el obispo Marcel pareciera que tiene buenos motivos, por lo que se puede considerar revolucionario: El único pero, es que estuvo por décadas en un sistema e institución que violaba, literalmente, los derechos de las personas. A lo mejor no sabía; a lo mejor sí…

Escrito por Invidente Zurdo

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