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Las urracas vuelan libres…

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«Y sólo observaba la sangre correr”.  Eso me decía el duende que habita mi oreja izquierda, el culero que reventó mis globos oculares; pero que me enseñó a usar la vertiente izquierda. La yugular es una vena muy peculiar, empechada de vida y ojete cuando decide cerrar la vertiente, dejando de insuflar la O.

Mientras más se desahoga, más palpita Lo estoy viendo, mientras limpio mi navaja, suspirando porque el instante es como cuando te estás viniendo, eyaculando feliz; descansando, deseando que el momento debía haber durado un poco más, pero la lujuriosa prisa nos llama a destrabar el dique y dejamos salir los bastardos y no deseados vástagos.

Sus ojos se ponen venosos. Y otras veces blancos. Ni siquiera me da curiosidad de examinar o analizar. Ya pa’ que, la urraca hay dejado el nido de la supuesta realidad – entre más lo pienso, Musk puede tener razón –, ni siquiera me inquieta las urraquitas que han quedado colgadas en un nido robado, pero que pende de una pendeja rama. Ellas, bah, que se vayan al infierno, allí tenemos asientos reservados para pendejearnos por una eternidad.

Solo aburrimiento de ser… Y ver

Exactamente, así como te veo a ti, recargado en la comodidad de un cuarto pequeño, sin luces, sin aire, pero con todos los implementos listos para el vicio.

Así no habrá problemas para cortar la piel…

Para probar el rojizo líquido que brota…

Desgarrar la piel…

Y ponérmela…

Porque…

El puto…

Frío…

Lo…

Amerita…

  • Moribundo Feliz
  • Diciembre 18, 23
  • Lunes
  • 9: 22 horas
  • Atlixco, Puebla..

Escrito por Invidente Zurdo

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