El Museo Amparo nos trae una nueva exposición: “… y luego se tornará resquicio”, del extraordinario artista Luis Felipe Ortega, la cual recorre el trabajo realizado en los últimos años por el artista mexicano a través de distintos medios como escultura, video, pintura, instalación y performance.
Las obras de Luis Felipe Ortega, oriundo de la CDMX, son el producto de una reflexión permanente sobre el espacio y el tiempo, fenómenos que para él son siempre inestables y producidos a partir de intervenciones tridimensionales o bidimensionales en el espacio de exhibición. De esta manera, su trabajo artístico está dirigido a entender las tensiones que se suscitan entre las obras y los cuerpos en los recorridos en función de los materiales y su disposición.
A través de la mirada de Daniel Montero – el talentoso curador de esta exhibición- la obra de Ortega es entendida como un paisaje permanente entre los espacios y los tiempos del Museo a partir de esculturas hechas in situ, dibujos, videos, fotografías, pinturas y objetos que permiten ver que la labor del artista es una búsqueda constante por lo indeterminado siempre en relación.
Para esta exposición, uno de los fenómenos que se exploran es el horizonte y sus formas de presentación. Como se sabe, un horizonte es una línea que separa el cielo de la tierra. Sin embargo, esa línea sólo existe en la representación porque no es un objeto real sino una proyección espaciotemporal. Es un límite que permite una ubicación espacial que siempre es relativa al sujeto que contempla.
Por medio de 33 obras, la exposición … y luego se tornará resquicio. Luis Felipe Ortega, formula cómo puede ser concebido un horizonte y cuáles son las condiciones que lo hacen posible a través de la tensión que se genera entre la mirada, el cuerpo y el espacio.
Así, por ejemplo, la instalación A propósito del borde de las cosas (2017), es una obra que presenta una línea calada en un muro que proyecta un haz de luz al interior de una habitación y hace ver que el horizonte puede existir dentro de un espacio cerrado; o la pieza Horizonte invertido (2010-2021), en la que un espacio es completamente saturado con líneas de grafito dejando una línea blanca de horizonte expuesta en el muro, permite pensar en un posible paisaje en función de la arquitectura.
Por otro lado, Espacio abierto, exhibida en el Vestíbulo del Museo Amparo, es un cubo de 510 x 500 x 505 centímetros y está concebida para jugar con la arquitectura y provocar un extrañamiento en la percepción del espacio. Su escala, así como su ubicación, fueron pensadas para que pueda ser vista desde todas las alturas y perspectivas del Museo, provocando distintas experiencias.
Además de estas obras, en las salas virtuales del Museo se proyectará el performance E logo se tornará resquicio de un presente tomado abruptamente (Y luego se tornará resquicio de un presente tomado abruptamente), misma que da título a la exposición. Realizada a partir de una reflexión del teatro del absurdo de Beckett, esta obra es producto de una experiencia de dos años de confinamiento. El comportamiento de los cuerpos y su relación con los objetos, así como el espacio que habitan y el sonido que los acompaña, establecen relaciones absurdas pero dramáticas como única posibilidad de interacción en un período de crisis.
… y luego se tornará resquicio. Luis Felipe Ortega estará presente en las Salas de Exposiciones Temporales del Museo Amparo del 5 de febrero al 23 de mayo de 2022, además se contará con un programa público digital que acompañará a la exposición.
Ocioltura recomienda ampliamente este montaje artístico…
Agradecemos a Fernando Torres del Museo Amparo por el material proporcionado para la realización de esta nota…