El papel de las mujeres en la ciencia siempre ha sido arduo y de mucho trabajo, les ha presupuesto doblar los esfuerzos para que sean reconocidas y puedan estar, por lo menos, a la par de sus congéneres hombres. Una situación injusta y difícil en la mayoría de los casos…
Pero en este 2020, a pesar de las calamidades que ha significado para la mayoría de la población mundial, en todas las actividades humanas; el reconocimiento de estos prestigiosos premios ya ha otorgado a las femeninas dos de sus honores, en Física y Química.
Y como dijo Jack The Ripper, vamos por partes…
El Premio Nobel de Física fue otorgado a un combo de tres científicos, entre los que destaca la doctora Andrea M. Ghez, quien es una egresada del famoso MIT – Instituto de Tecnología de Massachusetts -, doctorándose en el CALTECH. Dos importantes centros de estudios del gabacho.
Ella trabaja en el Departamento de Física Astronomía en la UCLA – Universidad de California en Los Ángeles -, siendo en este espacio, donde desarrolla múltiples investigaciones, entre ellos, los agujeros negros.
Recibió el Nobel de Física, por el descubrimiento de un objeto compacto supermasivo en el centro de nuestra galaxia, que compartió con Reinhard Genzel y Roger Penrose. Sus investigaciones han abierto nuevos caminos en el estudio de objetos compactos y supermasivos. Todo eso es extraordinario, pero irónicamente, lo más increíble es que sea, apenas, la cuarta mujer en recibir la distinción en este campo. Ya han pasado varias decenas para que otra genio tenga esta medalla.
Por cierto, por si no quedo claro, ella es gringa…
Ahora veamos a el campo de Química, donde, albricias, son dos las doctoras quienes se adjudican el Nobel. Esto por crear una tecnología que se le ha dado por llamarla como “Tijeras de vida”. Han sido, la francesa Emmanuelle Charpentier y la norteamericana Jennifer Doudna.
Es la primera vez en la historia del galardón desde su creación en 1901 que dos mujeres comparten el premio. Hasta ahora solo cinco féminas habían ganado el Nobel de Química, frente a 183 hombres: Marie Curie (1911), su hija Irène Joliot-Curie (1935), Dorothy Crowfoot Hodgkin (1964), Ada Yonath (2009) y Frances Arnold (2018).
Esta tecnología ha sido “revolucionaria” para las ciencias de la vida, está contribuyendo a desarrollar nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad la cura de muchas enfermedades hereditarias origen genético, ha destacado la Academia.
La importancia de esta técnica es difícil de exagerar, pues le da a los humanos por primera vez, la capacidad de modificar su propia genética, el futuro no solo de un individuo, sino de todos sus descendientes. Por eso CRISPR/Cas9 es una tecnología que ha despertado preguntas importantísimas y también polémicas por el desarrollo de experimentos que pueden faltar a una ética científica, médica y moral.
Como sea, es satisfactorio ver como la Academia que da los Nobel, voltea a ver el trabajo de las mujeres y sobre todo, les de su justa importancia y valía para el crecimiento científico y social en la humanidad…
Con información de agencias internacionales de noticias…