Hablar de una película de hace dos años es un tanto cuanto difícil, más porque ya ha pasado por festivales, salas de cine e incluso, canales de paga de la caja idiota. Pero como estamos en tiempos de estar confinados, sobre todo en un país como el nuestro, donde hay una gran confusión sobre las estadísticas y medidas de control; podemos disfrutar, nuevamente, de una cinta bella, con manufactura clásica y un tema que no deja de estar presente y eso, eso sigue siendo inquietante.
Lelio tiene una gran carrera antes de esta cinta en inglés. Películas como “Gloria”, pero sobre todo “Una mujer fantástica” – que le dio el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa – fueron el respaldo para que los grandes estudios voltearon de inmediato por su talento.
Con estos antecedentes, Lelio recibe un extraordinario argumento basado en la novela de Rebecca Lenkiewicz y ello lo llevó a tener una visión particular que vemos reflejada en las maravillosas interpretaciones de Rachel Weisz y Rachel McAdams como la pareja protagónica.
Es así como vemos que el personaje de Weisz (Ronit) llega a su comunidad judía ortodoxa para los funerales de su fallecido padre, un rabino que es muy respetado. Ronit no es esperada a pesar de su consanguinidad, siendo recibida por un amigo de la infancia, otro rabino que es increíblemente interpretado por Alessandro Nivola (Dovid es su papel); éste, a su vez está casado con Esti (MacAdams) quien también es amiga de Ronit.
Al principio nos da la impresión de que hay cierto aire de atracción entre Ronit y Dovid. Él la trata con mucha condescendencia y aboga ante su congregación y la propia familia de ella, para que la acepten en la ceremonia de despedida de su padre.
Después de media hora, la historia nos muestra su verdadera historia, Ronit y Esti son más que amigas, en su juventud fueron amantes, con un noviazgo en toda su extensión que les trajo una ruptura con la figura paterna de la primera. Es así como se aclara que fue Esti la que logró comunicarle que su papá había fallecido. Además da las razones el porqué del cisma familiar.
Nos descubre que Ronit era una apestada en su entorno, por lo que pone kilómetros de distancia, renegando de su nombre y herencia. Sus costumbres se diluyeron con una profesión más acorde con su rebeldía y libertad como ser humano, y más como mujer reprimida.
Ambas, Ronit y Esti se reencuentran, reviven su amor con una pasión desmedida, pero ellas saben que no se hallan en un lugar que las acepte. Se les condena, se les castiga, pero por partida doble. Han desafiado el credo convencional, donde la mujer debe de casarse por cuasi obligación. Debe de ver por la casa, sin importar que tenga una profesión. En pocas palabras, chambea doble.
El miedo es palpable, en sus andares, en las frases que intercambian, en las miradas, en sus acciones. Pero cuando sus bocas se encuentran, todo se libera y no sólo la ansiada lujuria, la pasión se desborda, la vida se les va y el amor se reencuentra.
La población de su comunidad se encargará de lincharlas, pero Dovid tiene un momento de claridad y trata de salvar el momento. Al final, cada una de ellas toma su decisión de vida y en su medida proporción, las salvará.
Lelio sabe atrapar, sutilmente, la furia que sigue persistiendo por las personas de la comunidad LGBT y más. Sea cual sea la filiación religiosa, no logran superar sus fobias, siguen viviendo en el atroz pasado y eso es lo que más les enciende. Su enojo por no quemarlas abiertamente, castigarlas (os) por su osadía de ser libres.
Sebastián se comporta como siempre, un maestro en la planeación y ejecución de su obra. No deja detalles al aire, las va hilando con las emociones de sus personajes, las cuales se adhieren – además que es su profesión – en todos los intérpretes, quienes ejecutan el plan inicial… dar vida a una excelente cinta que te atrapa como se hacía antes, con drama y soberbias actuaciones, sin valerse del abusivo y tan abusado CGI, en otras palabras, nada de efectos especiales que distraigan la atención.
Haya o no pandemia, busquenla si no la han visto y si ya lo hicieron, revivan una buena cinta internacional y un maestro de la dirección…