Y no porque sea el único que ha tenido gustos, por decirlo de alguna forma, excéntricos. Con el paso del tiempo se han relevado personajes con oscuros rumores, pero sólo han sido eso. La iglesia como tal no ha permitido develar la verdad sobre estos, denominados, hombres santos. Pero esa es otra sopa, por ahora pasemos a éste papa, conocido como el «Papa Fornicador».
Ese apodo se le puso porque decían que en su residencia pontificia de Letrán era habitual ver a prostitutas, eunucos y esclavos con los que organizaba orgías y fiestas varias. Ni siquiera se preocupaba de ocultarlo, por lo que se le acusó de sacrilegio y los crímenes antes citados.
Octaviano , conde de Tusculum, al sureste de Roma, tenía sólo 18 años de edad cuando fue consagrado papa el 16 de diciembre de 955. Su reinado como papa Juan XII ha sido uno de los peores de la historia.
Pocos estaban peor dotados que él para desempeñar ese puesto. Tal como lo describen las crónicas, sus principales preocupaciones eran luchar (usaba coraza y dirigió una expedición contra príncipes rivales), mutilar a sus enemigos, incendiar, cazar y jugar. También tenía aventuras con mujeres casadas, y reglaba a sus amantes objetos tomados de la basílica de San Pedro.
Amenazado por el avance de Berengario, príncipe local, en 962 Juan pidió ayuda a Otón I de Sajonia, a quien coronó Sacro Emperador romano. Mas tarde Otón pretendió que Juan le prestará juramento de lealtad. Cuando éste se negó, Otón convocó a un concilio el 6 de noviembre de 963, acusando al papa de varios cargos; entre ellos, que había ordenado a un diácono en un establo; que había consagrado a un chico de 10 años como obispo de Todi; de haber convertido el palacio lateranense en lupanar; que había violado a varias peregrinas en San Pedro; de robar ofrendas de la iglesia; hecho un brindis con el diablo y que, cuando jugaba a los dados, había invocado la ayuda de Júpiter, Venus y otros dioses paganos.
Juan, sin embargo, se negó a contestar a sus detractores y el 4 de diciembre fue depuesto por el Emperador, quien lo sustituyó por el papa León III.
Pero tan pronto salió el Emperador de Roma, Juan regresó y León huyó. Juan desató entonces una cruel y sanguinaria venganza contra todos los que se habían opuesto. Hay apuntes históricos que describen terribles actos de tortura para esos pobres enemigos. lo peor, es que ni el Emperador o el fugaz papa apoyaron a esos desgraciados.
Juan no vivió para disfrutar su regreso al poder: sorprendido in fraganti por el marido engañado de una de sus amantes, fue brutalmente golpeado. Se dice que fue un martillo el arma que uso el susodicho esposo y con ese, descargo una furia inaudita. Murió a causa de sus lesiones pocos días después, el 14 de mayo de 964.