Con rolas de un tal Roger Waters…
Hay cosas que van saliendo de a poco – o mucho – en el internet. Pareciera que ya no existe el anonimato o intimidad en la era digital del siglo XXI. No hay refugio para el ojo del buen hermano…
Es así como nos hemos enterado que hay una obra cinematográfica que salió por allá de 1978, y que es hechura de un director que tuvo la buena – eso creemos – de trabajar con los apoteósicos ingleses de Pink Floy. Este señor, su nombre, les puede ser difícil reconocer su nombre, pero es justo escribirlo y darle su dimensión exacta del trabajo hecho: Adrian Maben…
Un hombre que disfrutaba de recopilar y devorar intelectualemte cada personaje trascendente de las bellas artes. Su pasión principal se centraba en los artistas plásticos, cosa nada imposible de conectar, al ser un hombre que monta y dirige obras audiovisuales. Donde la visión debe de impactar a quien la observa, palpa e interpreta a su antojo.

Maben, un tipo aficionado a la pintura, pero más que nada, admirador empedernido a la obra de un gigante de Belgica: René Magritte. Por eso decidió hacer un documental que tratará las vicisitudes de este genio… A eso agreguen a la receta, un montaje musical a cargo de uno de los genios rockeros más impertinentes de los últumos 30 años: Roger Waters.
Pueden creer que fue el único momento de entendimiento entre estos dos artistas, pero no, antes ya habían trabajado codo a codo en el famoso concierto de Pompeya que la banda progresiva y psicodélica hiceron por allá del 1972, Pink Floyd: Live at Pompeii.
En el documental de 50 minutos, el Waters supo encajar retazos melódicos que lujego persistirián en la siguiente placa del Floyd. Sea como haya sido, ambos talentos crearon un filme que va más allá de los didáctico, se enseñorea por encima de etiquetas que las juzguen por el trato dado…
Busquen, y si la hallan, saquen un buen rollo de adrenalina y disfruten con el contenido sideral…