Nos congratula y complace dar a conocer el nuevo trabajo de esta gran artista de Puebla. Mónica Muñoz Cid es sinónimo de perseverancia, con amplio abanico de técnicas, dotándola de una ecléctica influencia que le está sirviendo para expresar sus inquietudes.
A ella la conocimos en esa bellas y cortas intervenciones vecinales conocidas como “Patio Efímero”. Mónica pertenece a un vital colectivo que gusta mostrar y montar extraordinarias piezas de arte. El nombre de esta agrupación es Jacal Gráfico.
Ahora le toca enseñar sus propias creaciones por medio de unos ecos que gritan con fuerza el espíritu de su autora. Para ello, sus pasos se han desplazado a la megalópolis, monstruo urbano que le ha cedido un espacio otrora albergue del poder excesivo, Los Pinos.
La fecha para admirar sus emanaciones intelectuales es el 6 de mayo, en el ya mencionado Complejo Cultural Los Pinos CDMX.
Todo esto ha sucedido en el marco de la convocatoria nacional de arte sonoro “ECOS SONOROS” emitida por el Centro Nacional de las Artes CENART y la Red de residencias artísticas. Una gran iniciativa, que, esperamos se haga longeva y omnipresente en todo el territorio mexicano.
La muestra consta de 30 placas de cobre en forma de discos de diferentes diámetros, 5 tornamesas que reproducen sonido a partir de las imágenes grabadas, una composición de música contemporánea realizada con los sonidos de las placas y 30 impresiones en papel de las imágenes grabadas todas ellas con plantas medicinales y remedios caseros para diferentes males y enfermedades físicas y del espíritu. Fue realizada durante una residencia en el Centro de las Artes de Tlaxcala y en el Jacal Gráfico en la ciudad de Puebla.
Antonio Quiroz escribe:
Desde la Antigüedad se conocen las virtudes de las plantas medicinales, muchas de las cuales tienen principios activos que se utilizan y se sintetizan en la medicina moderna. En Mesoamérica el uso de estas plantas estaba ligado a distintos rituales y creencias religiosas, mismas que lograron sobrevivir luego del proceso de colonización.
La artista Mónica Muñoz plasma todos estos saberes en esta exposición, remedios herbales que se han mantenido en el imaginario ritual de distintos pueblos y que resuenan constantemente en nuestra cotidianidad.
Plantas medicinales como: romero, lavanda, salvia, ruda, hojas de guayaba, zacate limón, entre otras.
La pieza de mayor formato corresponde a una mezcla de plantas que son utilizadas en el conocido “baño de enferma”, ritual realizado una vez que la mujer ha dado a luz y que le permite recuperar su tonalli, su fuerza vital y su calor corporal. Una tradición que proviene de los pueblos originarios y que preferentemente se realiza en un temazcal o baño de vapor, aunque también puede realizarse en una tina, como baño de inmersión.
En la tradición nahua clásica el embarazo y en especial el parto eran vistos como una escena de guerra, como el combate entre dos fuerzas antitéticas, por lo cuál es entendible que las mujeres que morían en el parto eran representadas como Cihuateteoh, mujeres divinas que ayudaban al sol a bajar desde su cenit hasta el poniente o cihuatlampa, “lugar de las mujeres”. Es inevitable pensar también en el conocido códice De la Cruz-Badiano, primer tratado de las plantas medicinales americanas, compuesto en 1553, donde el médico indígena Martín de la Cruz refiere a enfermedades de índoles varias y a sus remedios y tratamientos en la herbolaria tradicional indígena. El códice fue utilizado como referente en investigaciones modernas sobre los principios activos de ciertas plantas y sus influjos en el parto, por ejemplo, dando razón de la sabiduría milenaria asociada al conocimiento de las plantas nativas.
La idea principal de este conjunto de obras es la exploración del sonido que se produce al colocar las placas en una tornamesa. Este objetivo se logró debido a la fijación de las plantas con el barniz y el tiempo en el que las placas estuvieron sumergidas, obteniendo surcos profundos que generan sonoridades y reverberaciones.
Al entender el sonido como otro tipo de impresión, esta vez producida en el oído por medio de vibraciones, Mónica Muñoz recurre a la idea de una impronta sonora, ya no únicamente visual, abriendo así el panorama del grabado a una experiencia sensorial que pasa no sólo por la vista, sino también por lo auditivo.
El sonido reforzado por la mirada como impresión de lo visible, visibilizando en este sentido lo que sería perceptible únicamente a través del oído. Accediendo así a la sabiduría herbal de nuestros antepasados que traspasa no sólo las barreras del tiempo, sino también las corpóreas, logrando que la cura proporcionada de manera física nos atraviese acústicamente.
Creo que no es necesario otro argumento, de manera breve pero concisa, se han desentrañado las intenciones – orientaciones del magnifico trabajo de Mónica Muñoz Cid…
Vayan, viajen, desplacen su cuerpo y alma para cultivar, amainar y desarrollar la psique artística en esta extraordinaria muestra…
Pd. La CDMX impone, más no debe asustar, sólo hay que encontrarle el modo… Suena fácil, pero hay que echarle agallas…
Ocioltura recomienda ampliamente y con hartas ganas esta expo…