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70 Veces 7, Ana Joaquina de la Concha

Nos fue muy grato perdernos en el Centro Histórico de la urbe poblana y que nuestros pasos nos guiarán a la Casa de la Cultura «Pedro Ángel Palou» y adentrarnos a sus diferentes espacios que están ungidos sacrosantamente para dar hospedaje a la cultura en general.

Una de esas salas alberga el magnífico trabajo de Ana Joaquina de la Concha, 70 Veces 7, la cual es descrita por la propia voz de la artista:

«Crecí con el sistema de creencias propio de una cidad conservadora, con la salvedad de tener un padre vanguardista y una madre artista. Las armas que me dieron para enfrentarmeal mundo fueron una pluma para entend3er mis emociones con palabras y un pincel para pintar lo que aún no tenía nombre. Asi he tratado de sortear el mundo, buscando palabras, escribiendo nuevos paradigmas y pintando con colores las escenas grise, a mi juicio, lucen mejor con una pincelada. De la manía de crear, surgió mi afición a la talavera. Del hábito de enjaular emociones con palabras surgió la adicción de inmortalizar las historias y escribir, y del hábito de sentir, resultó el collage: éste es el caleidoscopio de mi mente.

Una y otras vez, con diferentes técnicas intento responder a la pregunta que ha prevalecido sin respuesta a través de los siglos… quién soy y por qué estoy aquí… en lo que averiguo a veces me sumerjo en programas interminables de físics cuántica, geometría sagrada e historia del color. En cuestión de horas con el lienzo de mi mente desfila la imagen de las cuevas de Altamira, el Vitrubio y la vesica piscis… Todas estas imágenes, parte del mapa caleidoscópico que me cautivo desde que mi padre me regao uno advirtiéndome: la vida es un caleidoscopio. Hoy quiero pensar que con eso me invitaba replantear infinitas maneras de abordar la realidad.

Durante años, cuando me sentía abrumada, me refugiaba durante horas girando el cilindro donde aparecían mágicamente prismas y figuras… en el refejo de las formas geométricas se encontraba la composición del carbono, el techo de la Alhambra, los mosaicos de Sta. Sofía, los quipos y los paneles hexagonales… Estas forma, me develaron un orden sagrado y celosamente encriptado por las más antiguas religiones: el orden del cosmos y el microcosmos celular de cómo estamos constituidos.

Mi hallazgo más íntimo fue que esa diminuta certeza no podía ser producto de mi imaginación… esa red era el dibujo de lo invisible, la dimensión de la intimidad por donde navega el espíritu.

En esta expiosición, con el lenguaje que me es familiar quiero compartir mis pequeños hallazgos y el sentimiento de paz que experimento al saber que, en medio de este aparente caos, existe una estructura perfecta y hermosa: la estructura geométrica del universo.»

Mejor descrito no puede ser, y más, cuando se une con las imágenes de sus obras que complementan su imaginación sustentada en las radiografías hechas a la naturaleza de forma científica… Lo metafísico también se basa en estas composiciones universales que conforman lo material e inmaterial…

Creado por Invidente Zurdo