Sin abundar en creencias espirituales o religiosas, Alexis Elizabeth Díaz Witten se la rifa chida y cabronamente en sus lados propositivos artísticos. No hay camino que no conozca en sus andares, porque se hace camino al andar. La colisión en el arte no es un mero hecho fortuito, más bien es de un sino que ya estaba escrito en su sangre, por mandato parental, o, simplemente por gusto. El tomar y formar arte con distintos y dispares materiales no viene porque sí; hay que desamarrar a la encabritada yegua de la inspiración… esa que es rebelde por naturaleza, y en ese aspecto, como en toda su vida, tiene algo que decir. Sea cual sea el producto, el orden se altera…

Fue más que grato conocer su proposición en ideas y sueños alterados ya acabados en sendas obras de aspectos nada ordinarios; la ortodoxia no es parte de la propuesta, si así lo fuera, que uto aburrimiento. Hay que darle el justo reconocimiento a sus manos, porque sin esa habilidad, no se plasmaría la osadía gestada en la mente. Simples exabruptos sin sentido.

Máscaras, bustos, figuras, esculturas y cuadros llenan parte de su espacio hogareño, pero sabemos que hay más de esos duendes en claroscuros rincones de espíritu y mente. Desafiando los parámetros de una conservadora sociedad necesitada de esa mencionada alteración para involucionar a la pureza de la bestia.

Gracias a Alexis, y a su otra mitad, el buen Balboa – y no, no les hace falta ver más bax – por abrir la puertas de la distorsión, esas que tanto clamaba el rey lagarto. Esperamos que salgan más conejos de la chistera y consigan llegar al shangri la de sueños y barcazas esperando a partir…
Sigan a esta artista, junto con su partener, que no dudamos que sigarán mostrando parte de su clarividencia…


