Las pulsaciones en su mente deben de rebasar las de cualquier persona normal, pero en esa aceleración, la manipulación de las ideas, son controladas, aspiradas y manifestadas tenuemente por la claridad y clarividencia de lo que ve y siente que es lo correcto a presentar…
En la mente de un artista…
El bloque de arriba bien se moldea en el cerebro, alma, espíritu y cuerpo de un argelino embullido en la nacionalidad de un francés: Kader Attia. Expresarse desde la raíz genealógica en un país que parece que ha regresado a los años de Vichy no debe de ser nada fácil, aun cuando ya hayas iniciado el recorrido años atrás. El reto es más grande. La recompensa también. Y no sólo por dejar un legado artístico con sus obras, éstas son una manifestación de memoria incrustada en el reclamo, como cierta contracultura rebelde.

Artista multidisciplinario que se inspira en las experiencias vividas por dos identidades culturales dispares: la argelina y la francesa. Desde este lugar de intermediación cultural, la práctica de Attia cuestiona las complejidades sociopolíticas enraizadas en historias de colonialismo y ofuscación cultural. En su práctica, Attia elabora instalaciones poéticas y ensamblajes escultóricos para investigar las implicaciones emocionales de largo alcance de la hegemonía cultural occidental y los sistemas coloniales de poder para las subjetividades no occidentales, centrándose especialmente en el trauma colectivo y las nociones de reparación.

Su obra forma parte de las colecciones de la Sharjah Art Foundation, el Centre Georges Pompidou de París, el Museo Jumex de Ciudad de México, la Tate Gallery de Londres, el Museum of Modern Art de Nueva York y el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, entre otros.
Ha realizado numerosas exposiciones individuales en importantes instituciones como el Leopold Museum de Viena, el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York, el Museum of African Art, de la Smithsonian Institution, en Washington, D.C., el Museum of Modern Art de Nueva York, la Tate Modern de Londres y el Manarat Al Sadiyyat de Abu Dhabi, entre otros. Kader Attia ha sido galardonado con el Premio Joan Miró, el Premio Yanghyun, el Premio Marcel Duchamp, el Premio de la Bienal de El Cairo y el Abraaj Capital Art Prize.

Recorrido largo, que todavía no termina, al menos eso se ve a la distancia de meros espectadores normales y proletariados dedicados a una vida común que nos haga sobrevivir, quizás sin un propósito para los poderosos y tocados por las musas…
«Un descenso al Paraíso» de Kader Attia está disponible hasta el 4 de enero, en el Museo Amparo…