Seguimos con las reminiscencias del chingón concierto del que fuimos testigos en el Inked Stage Bar, ese que nos trajo a chidos exponentes del death, grind y heavy metal. Ahora nos toca escribir del locochón cuarteto lleno de weros locos como lo son los muchachones de St. Mincer.

Estos ejecutantes le dan duro y bonito a sus respectivos instrumentos, desatando emociones primitivas para consigo mismos y los metaleros que llegaron para tener una buena velada extrema. Su música es básica, llena de furia en sus tonalidades, yendo de la mano con sus letras explosivas; pero nada de eso sería bueno sin los huevos que le echan a la interpretación.

Estos cuatro eslavos occidentales de la Chequia sacan todas sus frustraciones y alegrías de un putazo, sin dar concesiones a los espectadores que tienen que ponerse a la altura de esos furibundos músicos. El pinche guitarrista se avienta, se inmiscuye entre el público, valiéndole madre si desbarata su hacha. Lo mismo pasa con el vocalista y bajista, quienes se unen con el greñudo lira y arman un buen mosh pit y slam, tirando mesas y uno que otro despistado que pasa por ahí.

Los trancazos que salen de las bocinas nos dan una muestra de lo que es hacer un cabrón grindcore, salpicado de death metal crudo y básico, pero efectivo para los oyentes.

La neta, nos dio mucho gusto convivir con el desmadre que echan estos locochones de St. Mincer, quienes, ya fuera del escenario, son amables y echan un buen relajo con quienes se acercaban a su stand de merchandise, dando buenos precios a sus casetes, playeras y parches – quien escribe ésto, se hizo de un paquete de sus paisanos de Barbara – firmando lo que le gustarás.

Vaya nochecita, de huevos…

Agradecemos a Beyond Prods, Inked Stage Bar y Ascension Records por las facilidades dadas…
Ocioltura recomienda ampliamente a estos chicos checos…