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Los últimos estertores de lo ecléctico: Anathema

Posiblemente, en una tierra lejana, para nosotros y los protagonistas de esta historia, nos vimos a los ojos y supimos que el cierre del telón estaba más cerca que nunca. Sin ataduras o amarguras, el final ya era lo más cantado de su existencia.

Que galante el de adelante, el que piense así y con una banda como Anathema es confirmar ese adagio existencial. Una vida llena de altibajos en su carrera, pero consistente en sus ideas, la filosofía literal y melódica que disco con disco fueron transformándose en distintas crisálidas honestas, sinceras y catárticas. Las etiquetas no importan…

“Vendidos”, “posers” “traidores” y más florituras les dijeron por un largo tiempo; pero eso le valía dos kilómetros de longaniza de Toluca…

Y eso es lo que vivimos el Brutal Assault, escenario que significo todo un reto por varios sentidos:

  • El horario y duración de su presentación
  • La temática del festival
  • La propia música de Anathema
  • En concordancia con el segundo punto, los fanáticos buscan más adrenalina

Pero con todo ello, los británicos se rifaron con muchos huevos y sacaron un set list que, aquellos que conocemos su legado, estuvo de poca madre, causando sonrisas y ánimos entre ese férreo público blacker, thrasher y extremo en general. Así hayan ido a echar un chingo de brincos desaforados a batientes ritmos demoniacos y salvajismo, sintieron emociones al escuchar rolas pegajosas de estos hermanos, agitándose de buena gana en sus lugares. Hay que decir que si se empezó a congregar un número considerable de asaltantes.

En los rostros de estos geniales músicos había alegría, ánimos de pasarla bien, agradando a todos los presentes allí reunidos. Pero no dejo de pensar que el combo ya presentía que en pocos meses tendrían que disolverse y quizás, con ese presentimiento, dieron todo de su talento, mostrándose profesionales en todo momento y tocaron increíblemente. La neta del planeta…

Las guitarras sonaron con mucho sentimiento, haciendo el eléctrico estruendo que los oyentes merecíamos. Cada melodía expulsada de esas cuerdas estaba en la justa medida, expresando y acompañando a la lírica como tiene que ser con este rock – metal – progresivo, emanando ideas psicodélicas, personales, metafísicas y de desgarro con horizontes esperanzadores.

El bajo con el piano guiaba a sus compañeros a esos oscuros caminos de la inspiración hechas canciones; y vaya que estos bastardos la tienen, demostrándolo a través de sus múltiples discos, los cuales, creemos, suenan mejor en concierto. La bataca le dio con el alma y entono de poca madre; pero son las voces quienes estremecen los ritmos que estos ejecutantes daban y con ello, los últimos estertores estaban presentándose con ahínco, los últimos latidos iban en ráfagas, dejando la vida en cada sonido.

Sus mejores galas sonoras estuvieron en esta cita, deleitando a sus apasionados amantes, como nosotros, quienes agradecemos a los viejos y nuevos dioses por dejarnos ver en un momento decisivo y masivo a estos cabrones músicos…

El viaje, en todos los sentidos valió la pena…

Imágenes e idea de Rock Palace Mendoza, con edición del Invidente Zurdo…

Escrito por Invidente Zurdo

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