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El Museo Thyssen se descoloniza con polémica incluida

El Museo Thyssen quiere descolonizarse. Y para hacerlo ha montado una gran exposición que no analiza la procedencia de sus cuadros sino las huellas del colonialismo europeo en sus temas desde el siglo XVII hasta hoy. Cuadros en los que está presente la esclavitud, el imperialismo, la explotación de los recursos naturales de los pueblos conquistados, la sexualización de sus mujeres y, también, su lucha por la liberación.

Así las cosas, ayer el director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, se presentó a la defensiva y dio explicaciones sobre la muestra: “La identificación automática de descolonización de los museos con restitución de cuadros no es inocente. Creo que en los medios españoles se promueve esa identificación para provocar la alarma en el público, para que la opinión pública se resista a lo que se podría ver como una dilapidación de nuestro patrimonio nacional. El planteamiento de nuestra exposición no tiene ninguna relación con ninguna restitución. Esta exposición quería releer, reinterpretar lo que está representado en las obras, saber qué representan, por qué, cómo hay que interpretarlo, leerlo”. 

La muestra, titulada La memoria colonial en las colecciones Thyssen-Bornemisza y que estará abierta hasta el 20 de octubre, reúne 75 obras del propio museo y también de la Colección Carmen Thyssen y de TBA21, la fundación de Francesca Thyssen. Obras que van de idílicos paisajes de las colonias que ocultaban la explotación de las personas y el territorio a harenes y mujeres no occidentales de sexualidad salvaje y permanentemente disponibles a familias con esclavos omo la que retrata Frans Hals en Grupo familiar ante un paisaje , muestra del colonialismo holandés, encargado por el director general del castillo de Elmina, en Ghana, uno de los principales centros de trata en África con destino a Brasil y el Caribe, o el Retrato de David Lyon, de Thomas Lawrence, que presenta a un rico y apuesto heredero esclavista.

Cuadros que muestran una sociedad de castas basada en una estricta jerarquización racial y que a veces rozan el ridículo como el Retrato del conde Fulvio , en el que un joven esclavo, con collar de cautiverio, está representado a una escala grotescamente inferior a la del conde. Para que no falte polémica, la muestra cierra con una obra de 2010 del artista francés de origen palestino Taysir Batniji que denuncia irónicamente con imágenes de casas destruidas puestas en anuncios inmobiliarios el colonialismo de Israel con el pueblo palestino.

Con info de La Vanguardia y edición del Invidente Zurdo.

Creado por Invidente Zurdo