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Oficiando una misa negra al mediodía…

Oficiando una misa negra al mediodía…

Para espantar la luz

Y que se nuble con atiborradas sombras de inconformidad…

Para combatir la costumbre de la vida misma, que nos aprisiona…

Y encadena la pasión de ser otro mismo…

Rompiendo la dualidad que subyuga…

Con el ser que intenta emerger sangrientamente…

Sin versos que lo acompañen…

Sólo estrofas que canten sobre su melancolía discordante…

Porque ya no hay esperanza para la quinta civilización eónica…

Donde los fantásticos monstruos somos nosotros…

Especie sobrevalorada y sin ápice de malignidad pura…

La maldad que nos envuelve causa tristeza…

Conduce a lo cotidiano sosegado…

Terminando el entierro que almas simples han fraguado…

Por eso escondo la cabeza en el fondo de una botella…

Para visitar a los moribundos sonrientes…

Que muestran el pasadizo a la hermosa oscuridad…

Donde los reyes son los deseados olvidados…

Quienes guardan las pócimas de la sagrada locura…

Reservada para los ojetes inocentes…

Esos que ya no pululan alegremente…

En uno de ellos quiero convertirme…

Y así derrumbarme en el desastroso sillón…

Volverlo un trono encumbrado sobre mis apostillados huesos…

Quemando la cerradura de la sabiduría…

Eliminando la envoltura de la cordura…

Desenmascarando la alegre angustia…

Esa que viene en ese ansiado trago…

Partiendo a las lejanas tierras de ultratumba…

Donde el lobo merodea feliz…

Donde la paranoia es el único estimulante…

Abandonando toda esperanza…

Como gritaba el bardo…

Siendo escuchado por la izquierda comunidad…

Abriéndose las puertas para su regocijo…

Ya que conoció a su verdadero dios…

De esos quiero ser…

El que manche el gran telar blanco…

Rompiendo las hipócritas costuras…

Y así danzar en la bella ignominia…

Agarrando las manos de la ignorante…

Dejándonos llevar al éxtasis del verdadero ser…

Para convertirme en el audaz prófugo de la realidad…

Qué no dejaré ser un vulgar ladronzuelo…

Robando moléculas de oxígeno de más…

Porque más no puedo ser…

Sólo ser…

Otro poema escrito por alguien que dice llamarse “El vagabundo de las alcantarillas”, el cual hadejado tirado a la entrada de las oficinas de Ocioltura, sin espera de respuesta. Por lo que hemos decidido publicarlo con su implícito consentimiento, esperando que lo vea en algún tipo de dispositivo. Por lo que sabemos, esta persona se dedica a la recolección de basura y que tiene un pasado con instrucción. Lo buscaremos para saber más de él…

La foto es de RockPalace Mendoza y sirve para darle una portada a este escrito, esperamos que les guste en todos los sentidos…

Escrito por Invidente Zurdo

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