Lester Joseph Gillis fue un reconocido malhechor gabacho que ostenta un récord oscuro para los anales de la justicia norteamericana, ya que se le contabiliza el asesinato del mayor número de policías en la historia de varias corporaciones, tanto locales, estatales y federales.
Este jovenzuelo, ya que inició desde muy temprana edad, tenía un temperamento muy irascible, tan así, que se rumora que Al Capone dejo de tener tratos con él por ser muy sádico y explosivo. En sus pocos años de vida, murió a los 25, realizo varios tipos de crimines, pero fue el asalto y asesinato lo que le valió su fama y ser nombrado el enemigo público número uno de todos los Estados Unidos de América.
Desde niño dio muestras de ese carácter, lo que lo llevo a estar en reformatorios, pero en lugar de volver al redil, este chamacón se las ingeniaba para siempre estar en lo que muchos llaman la vida difícil y facinerosa, buscando el dinero fácil para no dedicarse a un empleo cualquiera.
Robo casas, a las cuales desplumaba de las joyas de la familia y conseguía sus buenos fajos de dólares. En promedio rondaban, sus asaltos, a unos 40 – 50 mil billetes verdes, lo que ahora representan, ya con el ajuste de la inflación representan, más o menos, unos 800 – 850 mil de esos mismos billullos. No andan muy apendejados con ese bisne estos chavales.
Y es que, el cara de bebé se juntaba con la mera crema y nata de la malandres, uno de ellos, el más famoso de todos, y creemos que, por encima del mismo Nelson, fue John Dillinger, al que mataron un poco antes que a su cómplice. Además de otros que no se tentaban alma y coraza para deshacerse de los agentes de la ley y cualquiera que se les atravesará en el camino. Eso sí, muchos de esos jijuepu no pasaban de los 40 años.
Lo que no hay que negar es que George Nelson, su alter ego, brillo con luz propia, y parte de ello se le gano al matar a tres polizontes del FBI, lo que lo hace el asesino, de manera individual, que más ha matado a través de la historia, sin contar a los árabes que con bombas si se han pasado de rosca como bien aprendieron de sus mairos gabachos.
Igual se despachó a policías municipales, estatales y personas inocentes que estaban en momentos circunstanciales. Por eso, el temido director general del FBI, Edgar J. Hoover, fue que decidió nombrarlo como el delincuente más buscado por el gobierno federal. Toda una fichita.
Esta nota es más una lectura sin tantos detalles como han hecho otros, más bien es un recordatorio de que hay personajes diferentes, que han retado al sistema a su manera y que, nos guste o no, siguen existiendo este tipo de seres considerados como oscuros…