No sé si al momento de devorar este escrito del 2012 estábamos en un lugar lúgubre y encabronados, lo que nos llevo a escoger este libro. Toda molestia y enojo se fue mermando con una historia que entrelaza realidad con ficción, tal como se ha acostumbrado las últimas décadas, y lo hace de muy buena manera; cumpliendo con sus datos verídicos con el punto exacto de drama.
La pluma – eufemismo por ser un objeto en desuso en esta era virtual – y mente de Antonio Iturbe, zaragozano de nacimiento y por lo tanto, de nacionalidad española, ha logrado una novela conmovedora que tiene pasajes, ficticios e históricos, que calan hasta los huesos y a quienes la leímos de filón, nos llevo a empañar los ojos y soltar un buen de improperios a ese ejército invasor alemán.
Porque de eso va, descripción muy gráfica de la vida de los judíos en este famoso, pero ojete, por decir lo menos, campo de concentración. Uno de los ejemplos en vida de que el infierno si existe, y sin sonar esotérico o espiritual. Las aberraciones que se hicieron allí no pueden justificarse de ninguna manera, ni queriendo decir que eso pasa en las guerras, que no es tan descabellado, pero lo realizado en este sitio, fue metódico y totalmente intencionado por la armada germana.
Lógicamente, hay un personaje central que es trazada con todas las características humanas propias de una adolescente checa, Edita Adlerova, quien nos guía a través de las emociones que hay en esas barracas de segregación racial. Ella es la custodia de los pocos libros clandestinos que tiene un área especial que funciona como escuela gracias a un judío alemán, Fredy Hirsch. Ya que éste logra convencer a los dirigentes de esta prisión maldita, quienes aprovecharon la idea para montar una farsa de buena convivencia y trato por si se asomaban comités de observadores internacionales como la Cruz Roja.
Auschwitz es una leyenda negra, que decimos negra, una asquerosidad que fue planeada con conciencia – si es que a eso se le puede llamar de esa forma – donde había pocas manifestaciones de bondad. Y nuestra protagonista fue testigo de todo tipo de torturas y vejaciones que sufrieron sus familiares y amistades. Pero ella siempre cumplió cabalmente con su misión.
Guardar, cuidar y preservar esos elementos apestados y prohibidos por los nazis, ya que son obras que van en contra de su ideología y no podían permitirse otro tipo de pensamientos y educación que contravengan sus planes para con sus víctimas vivas. Por eso, es fundamental el trabajo y riesgo que le otorgo ese templado Hirsch.
Dita, como todos le dicen sabe que no puede rendirse tan fácilmente, con eso en su cabeza y alma, trata de contagiar su fuerza a sus amigas, pero, sobre todo, a su pasiva madre, que, con su aparente inactividad, protege a su hija.
En esta obra, que transcurre en los años de 1944 – 45, nos muestra hechos reales, donde la perseverancia y esperanza parecen perecer ipso facto. La melancolía es parte del ambiente y las palabras que componen el argumento; ésta discurre con lentitud que marca los rostros y cuerpos de esos infelices que su único pecado fue nacer judíos, distintos a la raza poderosa, profetizada para ser los nuevos amos del mundo, predestinados a llevar a la especie a mejores eras.
A pesar de esa incertidumbre, tristeza y dolor, Iturbe logra convencernos de seguir con la lectura y llegar a ver un final que ya conocemos por los libros de historia, pero éste no puede calificarse como feliz. Porque aun con las aparentes nobles aventuras dictadas en este escrito, las reales y las que no, el derrotero alcanzado por la peor guerra que haya conocido – así como gestado – el hombre, cambió el orden mundial y reforzo un sistema que antepone lo material por encima de la vida misma.
Eso no deja que La bibliotecaria de Auschwitz sea una novela brillante, dramática y una mixtura que alcanza el clímax antes de llegar a la última página y eso no es malo, al contrario, el espíritu del ser humano debe celebrarse aun con las condiciones en contra y el autor logra mostrar varios ejemplos con pesadumbre, con mucha lobreguez, pero aun con toda la mierda, literalmente, no dejaban de creer en no rendirse, sin necesidad de ayuda alguna de un dios que los abandono a su suerte como una cruel broma a ese supuesto pueblo elegido, que, sorprendentemente, no dejan de sentirse así hasta el día de hoy.
Dios es extraño, podrás ser omnipresente, omnipotente, omnisciente, pero siempre está ausente (omni ausente), retorciendo sus propios mandamientos para regocijarse con historias de superación nacidas de masacres sangrientas como la de la Segunda Guerra Mundial. Habrá que agradecerle por darnos tanta inspiración.
Después de ese lapsus, recomendamos sin cortapisas este libro que puede ser hallado de manera gratuita en muchas plataformas de libros descargables. No se lo pierdan y deben de entender que no describimos más de la historia de esta novela, para que ustedes puedan leerla sin sobresaltos de spoilers…
Pd. Y si se preguntan si está basada en una historia real de una persona en concreto, sí, si lo está. Dita Kraus es la real bibliotecaria, que ha sido descrita como una guerrera, que planto cara a esos siniestros guardias y oficiales de las SS, por otros sobrevivientes. Ella misma tiene su propia biografía donde la mano es firme y no duda en mostrar toda esa maldad que sufrió más allá de lo fisico..