50 años de la dualidad: Chile…
Cincuenta putos años han pasado, cinco décadas de lo mismo o peor. 11 de septiembre no es una fecha gabacha – ni debería de serlo – porque el mundo es más de un solo país. No lo entendemos, ni aquellos que apenas llegamos a complicidad, resistencia y ridículo armado institucional…
Como quieran ver la historia…
En un lugar muy lejano – y cercano – los pájaros cagaban la moneda, de su aspecto sólo quedaba fealdad destructiva. ¡Vamos! Los paralelismos literarios son fáciles de hacer y escribir. Más porque tengo el libro, la novela gráfica en conmemoración al dolor del desaparecido.
En nuestras manos tenemos, creemos, la mejor interpretación de lo que paso ese aciago día. El día que las creencias humanitarias murieron. Porque puedes ser capitalista o socialista, por nombrar ideales de sistemas, pero no de humanidades.
Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta nos dan un material digno de estudio posuniversitario. Así, sin exageraciones. Chile refleja y presenta la angustia de una generación que se resiste en caer en el olvido.
Estos autores nos llevan, a pesar de sus propias reticencias, a revivir la barbarie de un modelo materialista. No hay rincón que se preste a guarida. El volado está cayendo en el caliente pavimento, desatando la reprimida furia enloquecida de micos humanoides sin razón, porque no sólo iniciaron el incendio, lo propagaron a otras naciones y en el propio, lo alargaron hasta no más poder, borrando del mapa a miles de connacionales.
No sólo se trata de una novela gráfica, se trata de un país, de su historia, influencia regional, pero, sobre todo, de su gente. Personas marcadas por décadas, transmitiendo y transmutando su sufrimiento a sus descendencias.
Todos creemos saber por dónde va el sometimiento que anhelan…
Los años de Salvador Allende son los de la ilusión perdida de un continente que es abrasado por una gran infección sajona… Sin importar los defectos del finado, como todos los tenemos.
Con una estupenda ilustración de Rodrigo Elgueta, donde vemos su arte, consumado maestro de las imágenes, sosteniendo, apoyando y comprendiendo el fantástico argumento de Carlos Reyes. Entre los dos hacen una gran disección y plasman con letras y trazos los aciagos años de una presidencia socialista que no termino de arrancar, nunca les dieron el beneficio de la duda o… les falto colmillo como el que enseñaron los morenazos de México – bueno, ya traen escuela de decenas de años – para comprar a esos personajes que creen que son de otra clase de humanos y superiores al resto de la sociedad (los militares).
Este par de estupendos artistas nos plantean un escenario que muchos han escuchado o leído, pero sólo las partes generales, o en algunos casos, superficiales. No hay sencillez de descripción para contar como este suceso cimbro a los chilenos, porque ellos son las victimas principales, sin llegar a victimizarlos, aunque eso suene contradictorio.
Aquí no hay subtextos necesarios, el conflicto está más que descrito e identificado donde los intereses de una clase dominante que no quieren perder sus privilegios azuzados por un sistema rancio y ancestral que no cambiará nunca. El status quo sigue siendo el mismo desde que los primeros erguidos pensantes se dieron cuenta de que el esclavizar, someter y controlar a la mayoría era lo mejor para quienes los adiestraron antes.
Carlos y Rodrigo han hecho una increíble novela gráfica que debe estar en todas las estanterías de quienes aman la literatura y el arte en general. Les conminamos a que lo busquen y hacerse de un ejemplar que, aquí en México, está editado por el Fondo de Cultura Económica, quienes lo han puesto a la venta a un precio más que accesible, mucho más que las editoriales comerciales de superhéroes…
Ocioltura recomienda ampliamente este libro…