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La gigante que vino del vino y ya no se quedó porque ya vino

“Erase una vez un pintoresco pueblo portugués donde habitaba una gigantesca exprimidora de uvas, las cuales transforma en sustanciosas pócimas para adultos. El engranaje que habita en las entrañas de esta casona – ser, son una mixtura de modernidad y antigüedad; con esos órganos, hermosas piezas de acero, titanio, cobre, bronce, aluminio, plástico están fusionados con maderas finas de árboles que con gusto sacrificaron la individualidad de ser con tal de pertenecer a este prodigio. Un glotón, un devorador de frutos redondos, la cual, ya resopla de vitalidad” …

“Con ese intercambio, entre campesinos que recolectan la comida de la amable resopladora; entre los pobladores y curiosos que acercan sus pasos para hacerse de esas viandas, ha dejado más que felices a ambas partes.

La amigable gigante dota de alegría, sueños imposibles, valores y casta escondidos con sus emanaciones líquidas a ansiosos degustadores que “dicesen” ser expertos catadores y llegan en discretos pero ruidosos grupos, algo que causa pequeñas incomodidades a los lugareños del pequeñín terruño. Pero todo eso son solventadas por los doblones y duros dorados que dejan por pasearse y alojarse en sus mesones, graneros o improvisados solares de camping. Todo pareciera ir viento en popa, todos saltan con enjundiosos ánimos, celebrando largas adoraciones a Dionisio, pero, no todo dura por siempre, aparentemente.” …

“Hasta ahora no había quejas o alarmados gritos, pero un día, esa máquina / ser vivo, de perfecto brillo y acostumbrados rituales impolutos, empezó a sentirse agobiada, con estertores que no presagiaban nada bueno. Terribles retortijones la hacían revolcarse; intentando que no se dieran cuenta tomo una audaz y poco conveniente decisión, depurar un poco su sistema sanguíneo…”

“Torrentes de su magnífica savia desaguaban a las adoquinadas y rústicas calles, en su fuerte corriente hizo trastabillar a varios atrevidos amantes de la libación, que no les importaban los riesgos, vale la pena arriesgarse por un poco de ensoñaciones. Por otra parte, Ella, en ese momento, a pesar del dolor, sentía un alivio doble, el propio, y, no es de sorprenderse, calmaba los temblores y ansiedades de esos enanos libidinosos…”

“Sólo que esto no era sostenible ni aprobado por los del pueblo. Esa sangría debe de parar, aun en contra de los constantes y sonantes dineros. La lujuria no era bien aceptada, porque esta incomoda invitada desata verdades oscuras, risas paganas y deliciosas ofensas. Todo eso estaba bien guardado en el baúl de cada corazón. Lo que se hace sin luces ni fisgones no debe compartirse…”

“El consejo de sabios, que no eran más que los acaudalados de la sociedad, unos 3 bigotones, cabildeaban con sus poderosos amos: sus respectivas parejas sentimentales…”

“Uno ya decía: – ¡Recontradiantres! Debemos cortar los flujos de agua… – Este era el apoderado de los ríos y lagunas circundantes. Un tipo regordete con aspecto de morsa bigotona y traje típico de las montañas nevadas: Suecos en los pies, con largas calcetas blancas con tres rayas en la parte superior; unos shorts holgados, especiales para la barriga que cae fofamente en el grueso cinturón de hebilla cuadrado, alusiva a, según él, San Nicolás, ya que, en unos dudosos papeles que mostraba cada vez que podía, diciendo que era el testamente de ese sagrado hombre, estaba escrito que descendía directo del santo…”

“Otro más refunfuñaba: ¡Mejor no la sigamos alimentando!… – Quien así gritaba es el principal arador y recolector de los frutos. Flaco como una vara de zahorí – increíble ironía, ya que, quienes lo veían, pensaban que él era uno de esos maravillosos magos acuáticos, pero no, simplemente no degustaba carnes o grasas y devoraba los residuos que la gran máquina dejaba. Aprovechando su esbelta figura, éste portaba un traje deportivo de famosa marca con nombre de dios helénico. Negro para verse como un capo y OG…”

“Una tercera voz, como murmullo exclamaba: – ¿Y si mejor la matamos?… – Tipo tímido, no gordo ni flaco, de estatura menor a sus paisanos, de pelos parados, pero rasurado a cero en las sienes, lo que dejaba ver sus enormes orejas puntiagudas, casi como de Nosferatu o Strigoï. Los otros dos por si se lo preguntaban, poseían largos rizos, sólo que uno es rubio y el otro pelirrojo, les toca a ustedes adivinar quien lleva ese pelaje. Vestido todo de cuero, pieles que obtenía de sus enormes granjas bovinas. Y sí, él es el principal ganadero y expendedor de carnes de la zona…”

“De repente, la esposa de este último da un fuerte aplauso que espanta a los 6 reunidos allí, en el salón más espantoso que poseía el ayuntamiento. No lo describimos antes por la verdad es anodino, sin un ápice de buen gusto u ordenamiento estético o práctico, es una habitación como cualquiera con una mesa larga, de 6 sillas. La madame es V… y sus manos son enormes, por eso causan el efecto distractor o de atención que ella desea. Pero no son su principal atributo, al contrario de su conyuge, el resto de su físico está lleno de curvas y carnes bien proporcionadas. Gordibuena les dicen por mi rancho…”

  • Déjense de mama… Los que aquí estamos tenemos lo que tenemos por el atractivo que la gigante posee – nunca hemos sabido porque no la llaman por su nombre – miles de visitantes vienen año con año y así ha sido desde que esto no era más que un desolado paraje; gracias a sus savias oscuras, y que ella decidió estacionarse aquí, estos feos llanos florecieron y las primeras familias que siempre la seguías como remoras lograron asentarse y sacar provecho de su magia…”

Los demás la seguían con la mirada, ya que caminaba de un extremo a otro. Sobra decir que los hombres la comían con la mirada y las esposas de éstos, al ser poco consideradas por sus parejas, sólo atinaban a dirigir sus miradas al piso…”

  • Traigamos a los ancianos curadores y que ellos le busquen un remedio, aunque sea por un corto tiempo, el suficiente para extraerle al vástago…”

“Y como dice la rola, el tiempo pasa…”

“Por más que se acercaron ilustres sanadores, el flujo seguía y seguía. Curiosamente, los malestares alejaban sus temores de muerte, bienvenido es un merecido descanso, porque no toda la vida se trata de producir para poder vivir. Ironía de destinos alrededor de la redonda comarca…”

“Ya no hay dolor y ese padecimiento en plena huida da paso a la claridad mental. Siempre desconfió de los hombres, de sus intenciones alimentarias y permisivas para con ella. ¿Permiso de qué? Ella caminaba, recorría el plano con singular alegría y harta curiosidad y en esos pasos, veía que mendigos, los escupidos de las grandes murallas la seguían como feligreses, nunca les pidió nada, al contrario, ella en paradas momentáneas y de corta duración les proveía de sombras y florecimiento de alimentos. Porque no sólo plantas, ya sean en forma de flores o árboles, les daba; eso atraía a aves, pequeños mamíferos, insectos o reptiles. Vorazmente, el hombre – seguidor, se abalanzaba sin piedad o conmiseración.

Ella dota, ella da, ella establece, ella preserva y nunca quita. Pero el razonamiento humano nunca lo ha visto así. Parece que debe ser obligación…”

En uno de esos descansos, se dio cuenta que en el sótano de su estructura algo se gestaba. De inmediato lo supo, el heredero estaba armándose, algo que ella ya lo preveía, lo había visto en sus sueños, más bien pesadillas. Pero era inevitable. La progenie debe salir y hacer lo que mejor sabe: destruir…”

“El desagüe es parte de ese cambio generacional, de intenciones, la belle époque termino para todos, es hora de ver al macho. Ver como el cielo se pinta de negro, como el hollín se desplaza por todos los confines, dejando sin escondite alguno a los que todavía prevalecen con el paso del tiempo, sin importar que ya son pocos: los inocentes…”

“La madre, Lilith le llamaban los primeros, lee los pensamientos de los pudientes jefes. Sabe de sus intenciones. Le da risa y tristeza a la vez. El acelerar nunca ha sido la respuesta. Perdónalos porque no saben lo que hacen…”

“¿Y quién cobra lo que se transfundieron? …”

  • Moribundo Feliz
  • Octubre 3, 2023
  • Martes, 15:47 horas
  • Zócalo de Puebla

Escrito por Invidente Zurdo

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