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Noche de caguamas, tony y más

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Libro 1, Revelaciones.

Martes lluvioso y demonios castigados en una pequeña jaula del canario de abuelita materna; ahí es donde se guardan mis demonios internos. Tuve que buscar por toda la casa y por todos los cuartos obscuros que se encuentran en las tierras donde habito y habitan todos esos seres que odio, pero son como la uña y la mugre es una relación amor – odio como son todas mis relaciones.

No sé por qué tengo ese don de siempre cagar todo, ¿sabes? después de buscar en todos lados encontré por fin una jaula donde los podría guardar y de la cual solo los vería llorar de arrepentimiento o eso fingían hacer.

Castigados después de salir cuando menos los necesitaba y yo por puto necio que soy preferí no escuchar, lo cual me llevo a una de mis peores crudas morales, éticas, etílicas, valentinescas y espirituales.

Llevan un par de días encerrados y espero no se las ingenien los culeros para salir, su pequeña cárcel la tengo colgada muy cerca de mi cama para vigilar a esos pingos, eso me recuerda el por qué no les he contado el porqué de mi apodo “Pingü”.

Principalmente es por mi forma de caminar, obvio, con estilo, porte y mucho style; no por eso me conocen en cualquier parte, pero me recuerda que las mamás de mis amigos que me conocían y sabían de mis fechorías, dirían “tú no eres pingü, eres un PINGO”.

Si un demonio buena onda, que solo le gusta echar desmadre, y no es que se lo cuente a todos, pero deberían tomar nota; es una forma de revelar mi identidad esto a muchos espectadores que tal vez no me conocen en persona, pero seguro ha leído y escuchado de un tal “PINGU” y, efectivamente, no te equivocas, soy yo.

A quien tal vez has venido viendo mis malditas desgracias que se convierten en anécdotas, pero hoy es el día que trato de retirarme y cortar con mis más grandes amores: mis vicios más profundos y llenos de emocionantes pero lúgubres historias que me envuelven mi más asqueroso ser y no me permiten llevar una vida “normal”.

Aunque se que no es lo que quiero, porque sería perder mi esencia y no busco eso; sólo ser una puta persona en paz.

Michel “Pingu” Espinosa, amante y defensor lúdico de la adrenalina. Deambulo y existo en la ciudad de Puebla, donde rasgo y hurgo la verdadera realidad angelopolitana.

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Escrito por Invidente Zurdo

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