Invidente Zurdo
- Porque puedo…
- Da lo mismo (tanto monta) cortar como desatar…
- Alejandro El Magno…
- En algún lugar de Yass?höyük, anno domini 334 A. C.
- quien alguna vez fue su amigo.
- No, fui más arriba, con el verdadero creador de este terror llamado vida – la respuesta viene de un rincón oscuro, donde sólo se ven pequeños destellos hechos por un cigarro, el cual parece flotar sin que nadie lo sostenga.
3 hombres y 3 mujeres están atadas al mismo número de sillas. 3 x 3. Sentados enfrente de cada uno. Alineados a la derecha los hombres, a la izquierda, las hembras.
- Alguna vez fuimos amigos – insiste en hablar el tipo alto.
- Cierto, eso lo hace más efectivo – se levanta mientras le responde. Parado se queda, observa la ordenada habitación. No hay mucho mobiliario que estorbe para la sagrada labor que a continuación viene.
El grupo de personas secuestradas están ubicadas en medio de ese cuarto, de unos 6 x 6 metros. No hay ventanas, para la ventilación hay un ventilador de techo, el cual está en funcionamiento penosamente, sus mejores años ya pasaron. Hay un solo foco, el cual, no sabemos porque, está cerca de la puerta, por lo que la iluminación no es muy clara; tenue se puede decir. Cerca de la puerta, a medio metro hay una mesa plegable, encima de ella hay una buena cantidad de herramientas, sobresaliendo una glock, la clásica 18, dos cargadores a un lado de ésta.
Quienes acompañan al chavo alto siguen drogados, babean sin control, al parecer la dosis fue demasiado fuerte, al menos respiran.
Mejor aclaremos eso último. Más vale que se hubieran muerto por una sobredosis, ya que lo viene no será nada grato, al menos eso notamos en la sonrisa y desquiciados ojos de quien se ha decidido a encaminarse a la mesa y tomar un soplete.
Mientras enciende el aparatejo, voltea a ver al flaco – alto.
- Manolo, decirte que lamentaré esto sería mentir, y no lo digo por lo que les haré, sino por el motivo de fondo que tiene este holocausto – le señala el piso con el dedo.
El chavo trata de despertar al cien por ciento mientras voltea por todo el suelo y nota que hay varias líneas blancas. No sabe que tipo de polvo es, nada más que esas rayas parecen formar figuras intrincadas y entrelazadas. Trata de avisparse para ver el famoso pentagrama del diablo, pero no, no lo hay, es algo más enmarañado.
- Por lo que veo, cof, cof, es que sigues al pie de la letra el manual de Anton La Vey, no erer nada original –
- ¡ja, ja, ja, ja, ja! No mames – la carcajada es tétrica y honesta.
- ¡¿De qué te ries?! Se ve tan común lo que haces con esas líneas de polvo blanco… No sé si sea sal o que mamada, pero al final vas a usarnos de invocación – la voz quiere parecer segura y de macho, pero en la acentuación notamos el nerviosismo y miedo.
- Mmm, tiene algo de razón, la faena no dista mucho de lo que hacen esos que dicen ser satanistas. Pero lo que aquí va a suceder va para arriba, no para abajo. Es más, ni siquiera es lo que piensas en el modo tradicional de cielo e infierno. Realmente no, lo de ustedes va a ser más doloroso que conocer el séptimo círculo devorador.
El foco explota, la habitación es oscuridad total…
Un murmullo ininteligible suena…
Manolo trata de comprender y fuerza los ojos para tratar de entender las siluetas que están danzando alrededor de todos ellos. Lo poco que logra comprender es que los contornos no tienen cuernos o alas, sólo parecen seres rechonchos con grandes manos, y de ellas surgen aparatos que nunca ha visto.
Lo prometido fue deuda, el dolor no es comparable con ningún tridente o desmembramiento sangriento. No, pueden creerlo o no, va mucha más allá de ello…
Dios, Alá, Zaratustra, Quetzalcóatl, Ra, Amón, Crom, o el que quieras nombrar no se presenta a castigar… Es más, huyen a sus respectivos edenes antes que ver la cara sucia que apenas vislumbra la frontera entre la cordura y la libertad…
Este es un cuento de Moribundo Feliz con edición del Invidente Zurdo…
- Julio 3, 2023, lunes
- Por los barrios bajos de la puebla…
- 16:31 hrs.
