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Las drogas en el Tercer Reich

Es bien sabido que en los países que cuentan con un gran poder económico y, por consiguiente, bélico, surten de diferentes químicos a sus tropas, para dotarlos de capacidades superiores a cualquier ser humano normal.

Naciones como Estados Unidos, Rusia o Alemania, han tenido una relación de odio y amor con los fármacos legales, ya que son parte de la dieta de sus soldados. Con la armada gringa se destapo después de la fallida guerra de Vietnam, ya que muchos de sus veteranos sufrieron con el abuso de las drogas después de que regresaron a su país.

Pervitín, imagen tomada de internet…

Este tipo de estrategias no es nuevo, es más, hasta en los cómics se habla de ellos, pero de una forma ficticia y en ese argumento, se habla de algo controlado y con fines de potencializar las habilidades de los sujetos que se exponían a esos experimentos. Para una fácil y clara referencia, la historia del Capitán América.

Hacer de los reclutas unos súper soldados, es una idea que nunca dejará de existir. Ya que, además de otorgarles más resistencia, se les cohíbe el sentido moral del que matar es malo. Los medicamentos que les proporcionan, hacen que los instintos básicos salgan a la luz sin inhibiciones. En pocas palabras, que no tengan cargos de conciencia y en un efecto secundario, que les guste asesinar sin remordimientos.

En la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, tampoco paso desapercibido este fenómeno. A las filas de la Wehrmacht se les proporcionaba cierto medicamento llamado Pervitín, un farmacéutico elaborado por una empresa de Berlín conocida como Temmler.

Imagen tomada de internet…

Esta píldora era utilizada como potenciador de la confianza y el rendimiento de la población. Se recomendaba su consumo hasta a las amas de casa, sobre todo en forma de chocolate. El nacimiento de ese químico es anterior a la confrontación bélica, su origen se debe a los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Las autoridades deportivas de la Alemania Nazi se lo daban a sus atletas para aumentar sus capacidades, o como se le conoce ahora, los dopaban para hacer trampa.

Otto Ranke, director del Instituto de Fisiología General y de Defensa, concluyó que este medicamento era una excelente forma de mantener a los soldados en plena forma. No solo consiguió restarles horas de sueño en la Guerra Relámpago que orquestaron contra Polonia (país que conquistaron en tan solo un mes), sino que también tenía un potente efecto des inhibitorio, haciendo que se emplearan en la violencia con mucha más facilidad.

Ahora bien, en las altas esferas de los mandos, incluyendo al Fürher, corrían alegremente cualquier tipo de sustancias: heroína, cocaína y otros enervantes para su uso lúdico. Esto ha sido mostrado en varias películas, sobre todo en las de manufactura germana.

Imagen tomada de internet…

En el caso del líder supremo, recientemente se ha sabido que su doctor Theodor Morell – en sus archivos personales -, le recetaba Mutaflor, un preparado casero que le aliviaba los dolores intestinales que sufría Adolf Hitler. Pero esa enfermedad fue creciendo con el paso del tiempo, por lo que fue necesario cambiarle de prescripción, otorgándole otro remedio, el Eukodal.

El último mencionado era un opiáceo muy potente, parecido a la heroína. Se dice que Hitler, la alternaba con la cocaína de gran pureza y se las administraba dos veces por día. Toda esa adicción estaba justificada por los diversos problemas de salud que padecía, entre ellos, una dolencia de sus oídos, causado por una explosión que tuvo en su bunker.

Lo curioso del tema es que e Führer no se consideraba a sí mismo como un adicto. En su lugar, se refería al Eukodal en términos de salud, y Morell nunca quiso prevenirle de que, a medida que pasaban los meses y años, Hitler se estaba volviendo más tolerante y a la vez más dependiente a sus preparados químicos. Cuando los laboratorios donde se fabricaban fueron bombardeados por los aliados, comenzaron a agotársele los suministros, de ahí que para febrero de 1945 empezara a sufrir de abstinencia.

Todo lo dicho anteriormente, no se ha corroborado al ciento por ciento, al menos en el caso de que tuviera el espantoso síndrome de abstinencia. Este tema ya empieza a tratarse en diversas investigaciones históricas, pero todavía no se concluye definitivamente. Tiempo al tiempo, eso sí, con las debidas pruebas presentadas, pero, sobre todo, sustentadas…

Escrito por Invidente Zurdo

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