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El Eco hecho documental

La cinematografía mexicana no es abundante en títulos, al menos entre nosotros, el populacho, ya que la mayoría de las marquesinas – no ma… ¿quién usa esta palabra en pleno ebullición centennial? – están abarrotadas por producciones gabachas y muy pocos títulos de otros horizontes hallarás.

Y como bien deben de saber o como mínimo haber leído en redes, los documentales mexas están siempre presentes, ya filmándolos, en exhibición, en pre y post producción o simplemente en planeación. Este estilo de filmografía es abundante, creativo y es una eficaz arma de protesta, ya que presenta diferentes problemáticas sociales que, tristemente, siguen en este oscuro presente.

Estas cintas son hermosas, de verdad, desde su concepción, percepción y realización. Son un recurso que muchas veces tienen mejores argumentos que grandes superproducciones que les dan un chingo de lana y hay cada película que se ven como simples lavaderos de dinero.

Pero quitemos un poco la amargura pseudo socialista que tan de moda está en Mexicalpan y veamos que se dice de El Eco…

Este es un documental que se filmó en la sierra poblana, dentro del municipio de Chignahuapan y el nombre de este trabajo es el mismo de un pequeño poblado y refleja el día a día de los habitantes de esa demarcación. Pero no es una mirada amable, y no porque sea la intención de la directora, la grandiosa Tatiana Huezo, y es que crecer en un lugar como este, con carencias de cuestiones básicas que para otros pasan desapercibidas por tenerlas a la mano.

El Eco es una comunidad dedicada a la agricultura y esta actividad le da en la madre a la infancia de quienes nacen y viven allí. Porque, ¿a qué infante le gusta que le empiecen a dar responsabilidades a temprana? Ninguno. Pero es una herencia que tiene tiempo arraigado entre los campesinos de nuestro país; como un maldito virus más culei que el covid.

Desde la óptica de Huezo, este tipo de trabajo da voz e imagen a lo que es México; sus costumbres, hábitos, recursos naturales y humanos. Pero también es una ventana para observar esos males que ya se han vuelto costumbre y somnolienta rutina en la historia de este país.

Obviamente El Eco trata de la herencia de padres a hijos… “Lo que implica el mundo campesino y cómo se forja un carácter para sobrellevar esa vida tan ruda…” Palabras de Tatiana

También es una coincidente oda, nos guste o no, a la migración. Puesto que la mayoría de esos compatriotas sufren precariedad económica, cosa que todos sabemos, pero no movemos ni un fucking dedo, empezando por los gobiernos, sean del chingao partido que sean, aunque les duela admitirlo amlovers o xochitlovers… O el político que más santifiquen…

El Eco no es para ponerse triste, tampoco festivos, más bien es una verdad incomoda que no debe doler. Porque dolor ya hay en esas manos y pies, con la espalda doblada a pesar de la juventud, con el dolor de apenas tener unos pesos en el bolso. Pero saben, en los rostros hay un gran dejo de esperanza, una tímida sonrisa que nos dice que no todo está perdido.

Esos sentimientos son capturados por la maestría de Tatiana Huezo, una directora más que capaz, demostrando una increíble madurez en su oficio que le ha llevado a plasmarlo en esta cinta. La cual, por su excelencia, obtuvo dos premios de la Berlinale en su sección de Encounters; estos galardones correspondieron a Mejor Dirección y Mejor Documental. Ambos honores son más que bien merecidos.

Demos un buen de aplausos a esta genial salvadoreña que decidió quedarse por un rato en este sufrido, pero cabrón país – dicho con orgullo, porque cuando queremos hacemos cosas cabronas por el prójimo y la sociedad donde vivimos – …

Quisiéramos compartir donde verla en estos momentos, pero, decepcionantemente no hay un sitio o plataforma que la esté proyectando. Ojalá alguien, del gobierno o iniciativa privada, se anime a adquirirla y la exhiba masivamente lo antes posible…

Las imágenes que aquí se muestran son por puro hecho informativo e ilustrativo, sin ganas de lucrar con ese chido trabajo…

Escrito por Invidente Zurdo

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