Después del maremágnum del 22 de julio, con la noticia de la muerte del considerado princípe de las tinieblas, hemos de dar nuestro testimonio; decir que es sin falsas pretenciones es mentir un poco – o mucho -, porque no estaríamos sentados frente a la pantalla y dejar de hacer caso al bloqueo o saturación de sustantivos, adjetivos y frases que han corrido por el internet… Ta´cabrón…
Recuerdo 1: Primer contacto, algo tardío, fue con el disco «The Ultimate Sin», su portada me sedujo a temprana edad, adolescente chaquetero que concentraba la mirada en la fémina de dicho LP… De sus canciones, Shot in the dark es la que más se me estampo en la sesera… De las pocas revistas de rock y o metal que había, y que de milagro llegaba a los testículos del demonio, es decir, el pueblo donde nací y crecí; hacían reseñas del ultimate como un disco bueno a secas, pero que no llegaba a los alcances de los primeros trabajos de su discografía solista…
Recuerdo 2: Otro vinil, el fabuloso y nostálgico «Tribute» ¡madre mía! Que manera de presentar a uno de los más grandes genios de la guitarra, Randy Rhoads. Pasaba horas, sí, literalmente, viendo y tratando de leer los textos de las fundas de los discos. Mi inglés era nulo, pero me apoyaba en un diccionario pedorro, pero efectivo en cierta medida… Y de escucharlo, puf, otras horas más, siempre y cuando los jalones de oreja de los jefes no me devolvieran a la realidad… La neta no sé donde quedaron esos acetatos, no sé si los mal vendí, o mi carnal los escondió para evitar que los transformara en caguamas…
Recuerdo 3: Me perdí en los mal paridos caminos auto impuestos, dejé de escuchar metal o rock, por largos ratos de ausencia viciosa. Retazos y fragmentos venían a mi, tratando de recordar cual fue el último vinil, cd o casete había comprado. Uno de ellos era insistente y consistente en mi psique, el famoso «No More Tears»; y no, no lo había adquirido su servilleta, mi hermano mayor es el mayor inversor que he visto actuar en esa pasión… Maldita obsesión le llamaba mi jefecita…
Recuerdo 4 y final: Una playera blanca, con el escudo de la selección inglesa al frente; en la espalda, el 10 y un nombre, Ozzy Osbourne. Regalo de mi hermano que volvía a ver a uno de sus artistas fundamentales en su vida y discografía… La cita fue en el famoso «Foro Sol»…
Un aluvión de sucesos chocan en mi mente, y en uno de esos momentos, un box set apareció en mi trayecto, con el famoso mote nobiliario que tanta fama le dio, y marco un destino de un obrero, luchador, rebelde, irreverente, disoluto, transgresor químico y etílico… después, un bonachón, un meme… ahora leyenda, icónico de unas generaciones que ven más cerca la última estación; y al parecer, como se ve, ya no hay más vagones que escandalicen con las costumbres que nacieron con el verano del amor…
¿Resumir por millonésima vez la carrera de Ozzy? Nah, ¿su significado para millones de fans? Tampoco… No porque no importe, simplemente es una egoísta despedida, casi sin sentido, pero necesario para desahogar y dejar un mensaje más en los trillones de líneas de programación que se han dedicado sólo a este evento; perdiéndose en el cyberespacio…
Adiós mi estimado Ozzy, máxima expresión del chavo ruco…