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Opinión es: «pueblar» ¿es negocio pa´ las bandas de metal internacional?

Las bandas de metal, en cualquiera de sus expresiones, de un tiempo para acá vienen realizando giras por varias ciudades de la mal llamada república mexicana. Con fechas que abarcan, como mínimo, unas 6 – 8 municipios; en otras ocasiones llegan a sobrepasar hasta las 10 urbes (si es que se les puede llamar así). No sabemos si los integrantes de esos grupos, junto con su manager, se soben las manos pensando que va a haber una buena cantidad de pasta por presentarse en todas esas fechas.

No sabemos si son los promotores y / o bookings quienes los convencen en ese rubro, diciéndoles que el tour va a ser un exitazo con el clásico letrerito de «Sold Out». El famoso canto de la sirena embrujador. No sabemos mucho de esos tejes y manejes, pero lo que si nos consta, es que todos van por el billete, los músicos no vienen de gratis, ni los organizadores quieren quedarse sin una cantidad respetable de lana. Entonces ¿qué falla?

¿Acaso el género del metal ya no es redituable para los empresarios? ¿O sí? ¿Sólo las ciudades grandes – CDMX, Guadalajara y Monterrey – tienen la capacidad y gusto económico para llenar – o 3 / 4 de aforo – los recintos donde se presentan estos grupos?

Más preguntas hay en el chistero, y la mayoría de ellas tienen un argumento válido para quienes las formulen. Lo que vale verch es el tipo de respuestas que obtendremos, algunas muy inverosímiles, otras más pendejas que el discurso de un político en debate electoral. Lo que no vemos es una estrategia clara y satisfactoria para todos los involucrados, especialmente para los consumidores o fanáticos de estos conciertos. Lo anterior nos lleva a cancelaciones que pueden considerarse estafas dsifrazadas, donde el ofertante chinga al demandante, en un país donde la señora ley, además de ciega, es sorda, muda y discapacitada para el ciudadano común.

Sí las agrupaciones, algunas consideradas como leyendas, le bajaran un poco a su ego, deberían de sentarse con las agencias que los traen y revisar punto por punto si les conviene venir a tocar a nuestro país. Verificar que en cada sitio a presentarse haya una buena legión de seguidores y que éstos, sean asiduos regulares a este tipo de espectaculos. Y ya encarrerados, estos metaleros no van a los conciertos de artistas locales que muchas de las veces cobran 50 pesos – en otras, hasta de a gratis se presentan – y ni con chelas baras se acercan; eso sí, despotrican en redes sobre este asunto. Cierto, si no te gusta, no tienes la pinche obligación de ir, sea con costo o de a gorra, pero tampoco estén mamando, en las fan pages de los artistas o grupos del estilo, eso de «¿cuándo vienen a tal o cual ciudad?» «Tomen mi dinero y caigan en mi pueblo», «No importa lo que cobren, ahí voy a estar sin dudarlo», y otra retahíla pomposa de adulación más farsa que las declaraciones patrimoniales de los servidores públicos.

Las promotoras, si fueran profesionales y buena onda, deberían realizar estudios de mercado, pero como contratar una agencia especializada cuesta lana, les vale madre y como llevan porcentaje en la venta de chupe, pos no lo harán nunca. También deberían hablarles con toda honestidad a las bandas y decirles como va la venta de boletos y mejor aún, decirles que ciudades si le atoran a las tocadas y no los endiosen diciendo que los esperan desde hace años para disfrutar de su grandeza. Bajen de sus nubes a esos veteranos y llevénlos a foros que si se llene, aunque sea con 100 o 200 fans, pero que estarán gustosos de pagar un extraordinario servicio.

Y ya que tocamos el tema de los dineros, los boletos de las tocadas en esos pueblos medianos o pequeños, si están un tanto disparejo que en las metropólis. Ejemplo, aquí en Puebla, para el recital de Cradle de Danni Flith, estuvo, en su elipse más baja en 900 varos, y en lo más alto llegó hasta los 1200 – o un poquito más – mientras que el Night of the Living dead cuesta sólo 1350 pesos, con 7 bandas a presentarse. 200 por grupo. Ni la pinche mamá lucha tiene esas promos. Comprendemos que el boleto debe de cubrir traslado, hospedaje, comidas – quizás -, impuestos y otra serie de factores que poco a poco van sumando hasta dejar ganancia para esos promotores. Pero no mamen, muchos de esos metaleros tienen trabajos que apenas, en algunos casos, rebasan el salario mínimo o, ya somos rucos con familia que exige para sus necesidades básicas y ahí va quedando el resto para esos actos lúdicos.

Ya para no chorear de más, analicen bien pros y contras para que la gente vaya a sus espectáculos, con la añadidura de que no den tan caro la comida y bebida, aparte de que están bien pinches sus platillos. Con eso en mente, esperamos que no se repitan casos como el reciente de Stratovarius, o el de Arch Enemy, por nombrar algunos ejemplos; porque si traemos a colación otras jaladas de ganso se nos van a infartar los trves…

¡AH! Antes de que se nos olvide, los grupos no deben de aventarse un concierto sin cantante, o éste ande de malas porque les duelen las gónodas, peor, se atrevan a un descarado playback… Mejor cancelen y digan que con aforos del 20 o 30 por ciento de su capacidad, la neta, no les late…

Creado por Invidente Zurdo